Si vivir del campo había sido difícil, actualmente se hace todavía más complicado debido a la baja rentabilidad económica que ofrecen los cultivos. Según un estudio de la Unió de Llauradors, cada día, casi cinco titulares (4,55) de explotaciones agrarias de la Comunitat abandonan su actividad.
La mayoría son agricultores de avanzada edad, entre los 60 y 64 años. Y lo preocupante es que no se incorpora gente joven, por lo que desde las asociaciones de agricultores piden ayudas para incentivar la primera instalación y dotarla de presupuesto suficiente para atraer a los jóvenes al sector agrario.
El viñedo, uno de los afectados
Concretamente, el sector vitivinícola es uno de los afectados. Desde hace 10 años, la Comunitat Valenciana ha dejado de cultivar 20.600 hectáreas de viñedo, según se desprende de la Encuesta sobre Superficies y Rendimientos de los Cultivos del Ministerio de Agricultura.La principal zona donde la viña es el cultivo predominante es la de Utiel-Requena, aunque en la Marina Alta también representa una gran importancia. Allí, por tanto, es donde se ha sufrido este abandono. Entre las causas principales se encuentran los escasos beneficios de los agricultores. Y es que el vino de la Comunitat Valenciana es el que tiene la uva más barata por kilo producido. Concretamente 25 céntimos por kilo, frente a los 45 céntimos en la comunidad de Aragón o el muy lejano euro en La Rioja.
No obstante, en lo que gana el vino valenciano frente a otros, por ejemplo, de Castilla-la Mancha, es en calidad. Y es que la antigüedad de las cepas valencianas es un plus en ese sentido. Cuanto más viejas son las cepas, mayor calidad de vino producen. Pero esto tiene una contrapartida: la producción es menor. Una hectárea de viñedo valenciano produce, de media, menos que las de otros territorios. Y esto también repercute en la rentabilidad del trabajo agrario.
Además, la 'guerra del cava' con Catalunya perjudica a la Comunitat
Por si fuera poco, la Comunitat vivió hace unas semanas otro duro golpe para la agricultura, cuando el Gobierno de España anunció que limitaba el crecimiento de las hectáreas de viñedo dedicadas al cava a solo 172,2 hectáreas en 2018. De esta forma, accedía a las peticiones de los productores catalanes, que pedían que se limitara a la ínfima cifra de 0,1 hectáreas para los próximos tres años.
Con la decisión del Ministerio de Agricultura, se dejan en el aire más de 1.500 hectáreas pendientes de reestructuración, y una inversión que llega a los 20 millones de euros dedicados a este proceso. Finalmente, el Ejecutivo hizo una mínima corrección, que para nada soluciona el problema, y anunció que aceptaría las peticiones de plantación presentadas hasta el 27 de diciembre de 2017.