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En el papel, un partido muy complicado. El Eibar tenía 29 puntos y, con la cantidad de bajas en el mediocampo para el equipo de Voro, el panorama se veía complicado en este duelo importante para impulsar la confianza en casa.
Mario Suárez y Medrán volvieron a aparecer en el Once, así como Zaza que empezó desde el inicio. Carlos Soler, por supuesto, también fue titular y desde los primeros minutos el motivador del centro del campo, como si su novedad fuera experiencia.
El 4-2-3-1 de Voro no funcionó desde el inicio, con El Chino en el quite de pelotas y llamando al orden de la defensa ante los ataques del Eibar, mientras Montoya —considerado como el “Messi” del equipo en la interna del vestuario— al principio defendió suficientemente su banda derecha y trató de proyectarse prudentemente.
A los 14’ apareció la primera aproximación del Valencia con Zaza que se desmarcó tras un centro y golpeó de cabeza, pasando el balón sobre el travesaño de la portería de Yoel Rodríguez. Minutos después Arbilla combinó con Enrich y tomó el balón tratando de superar a Alves, en un partido frío que empezó a acalorarse con los minutos y que no funcionaba para la construcción de jugadas del equipo che.
Los locales echaron de menos la creación de Parejo y el equipo armero tuvo que sufrir menos por su ausencia, lo cual posibilitaba un primer tiempo tranquilo. Pero eso no fue obstáculo para que a los 27’ el Eibar abriera el marcador con gol de Enrich, que superó a Montoya después de un centro desde la derecha de Escalante. Una advertencia para despertar.
Pero despertó de una mala manera: en el último minuto del segundo tiempo, tras un choque entre Soler y Escalante en el área grande en un córner, el árbitro expulsó al centrocampista valencianista y cobró penalti para el Eibar. Una jugada confusa que trajo a la mente los recuerdos más oscuros de esta temporada y el 0-2 en los pies de Adrián.
Voro recurrió a Orellana en el segundo tiempo, el recién llegado, para cubrir la banda derecha con la salida de Cancelo y así buscar una remontada. Con esto, el conjunto del Túria presionó un poco más enfrentándose ante la tenacidad de los visitantes, pero con la desventaja de la ceguera del árbitro Montero.
Desaparecieron las esperanzas con el estupendo gol de Dani García, que la empalmó tras un rebote e hizo el 3-0 para sepultar las posibilidades del equipo local. Desde ese momento el partido solo consistió en resistir como pudiera; así lo demostró la amarilla a Gayà a los 65’, por dar un ejemplo.
A los 72’ Bakkali entró por Santi Mina para dar aun más velocidad a las bandas, en un tridente ofensivo poco convencional que no dio frutos. Rozando los 70’, fue Mario Suárez el que recibió del belga para intentar el descuento, pero nada. Lo que sí se convirtió en una incidencia fue el centro de Rico, que centró para Enrich para que este marcara el cuarto gol del equipo vasco y su segundo de la jornada a los 76’.
Los che se apagaron definitivamente tras la amarilla a Garay, que no estará ante el Betis, y el intento de Fabián Orellana, detenido por Yoel. El chileno no jugó mal, pero no tuvo la suerte de debutar en un partido favorable. El contexto no es suficiente para llegar a una evaluación al respecto.
Las dificultades se pasean por los alrededores de Mestalla y el silencio incómodo se apodera nuevamente de un estadio que soportó un 0-4 vergonzoso.