Esta semana “Les aventures de T. Sawyer” fue seleccionada para representarse en FETEN 2017, la feria europea de artes escénicas para niños y niñas por excelencia.
Con un elenco de ocho actores, más los técnicos, esta pieza teatral —que tendrá dos funciones únicas en el TEM el 6 y 8 diciembre— ha significado un giro a los paradigmas tradicionales, un espectáculo que escoge saltarse las normas de la rutina y que se pregunta por qué siempre los héroes han sido hombres. Con esto, La Teta Calva crea una adaptación de la obra original de Mark Twain y presenta al público a Tomasa Sawyer y Huckelberry Finn en una ficción revolucionaria.
València Extra habló en exclusiva con Xavo Giménez, director y actor de la obra, cofundador de la compañía teatral junto a Iaia Cárdenas y cocreador de la adaptación.
Les aventures de T. Sawyer ha sido seleccionada para ser representada en la Feten 2017, un reconocimiento importantísimo para la escena teatral infantil. ¿Qué significa esto para vosotros?
Significa que el trabajo de meses se ve reconocido, pero no es nada más que el principio de algo que puede ser grande, porque entrar en una feria nacional como Feten, la más importante de artes escénicas de teatro infantil, es un reconocimiento, pero a la vez es un acto de responsabilidad porque ahí es donde se maneja todo el circuito nacional de teatro infantil. Es difícil acceder, pero es mucho más difícil gustar.
Tienes que llegar, pero luego tienes que seguir el camino y llegar lo más lejos posible. Es una feria donde van los mejores espectáculos nacionales de teatro infantil. Es un espectáculo que tiene una venta difícil si no accedes a un mercado muy profesional.
Por un lado es un reconocimiento el hecho de que dentro de las 700 propuestas que recibe anualmente el Feten hayan seleccionado a la nuestra, pero por otro lado también es una responsabilidad.
¿Cómo nació la idea de que la protagonista fuera Tomasa Sawyer y no Tom Sawyer?
La idea es porque uno está acostumbrado a ver en todos los cuentos infantiles cómo la educación infantil se relaciona con la ficción y la fantasía. La mayoría de los personajes masculinos son los que protagonizan todas las aventuras, desde Peter Pan, Pulgarcito, el Soldadito de Plomo, el Patito Feo, el Rey León... Todas las novelas y todas las aventuras el hombre es el personaje protagonista por un entorno histórico en donde se escribieron.
Parece mentira que hoy en día se mantenga ese perfil del chico héroe y la chica que lo acompaña. Lo hemos hecho un cambio de una forma muy natural, no con una intención de demostrar nada, sino que simplemente igualar y dar la posibilidad a los niños de ver que una niña puede ser aventurera, inteligente, líder, curiosa y emotiva, al igual que lo es cualquier héroe. Sobre todo porque vivimos en una sociedad ultra machista donde los problemas de género son cada vez más graves, y creemos que en el teatro tenemos la obligación de abordar temas que ayuden a solucionar grandes problemas que hay en la sociedad.
Hemos querido hacer un giro de género en el personaje, pero también de raza. No poner al malo y al perverso como un tipo de otra raza y de otra región, sino también una chica que sea la mala, que sea rubia y bien sajona. Para cambiar los paradigmas de la ficción que han hecho literariamente muy bien, pero que socialmente han establecido una serie de valores que hoy en día ya no son soportables.
En esta obra multifacética, que parece no tener descanso, los actores interpretan a más de un personaje e incluso los efectos musicales y de sonido los hacen entre todos. Tú mismo actúas. ¿Contribuye esta colaboración en escena a una representación dinámica de la historia de Mark Twain?
Por supuesto, porque una de las cosas más difíciles de adaptar un clásico como el de Mark Twain, tienes que evocar todo lo que es la prosa y la narrativa de las obras en escena, y ahí en las cosas entran por la vista y los sentidos. La música, el sonido y el juego teatral es el único recurso que tienes en escena. En este caso evocar ese calor, ese sur, esa opresión que viven los niños en la escuela, con las normas, muchas veces una escena dialogada te puede ayudar, pero muchas veces te ayuda más un efecto de sonido o una canción, como en este caso un blues carcelario donde el maestro entra a los niños atados como si fueran esclavos, con sus pizarras colgando.
Hemos querido trasladar al sonido, a la luz, al vestuario esa misma teatralidad innata que tienen los niños cuando salen a jugar a un parque.
Comprendiendo que los niños y niñas son el público más complejo al que se puede apuntar, y al mismo tiempo el que más llena emocionalmente, ¿qué valores busca esta pieza teatral? ¿Qué experiencias han vivido en su relación con ese pequeño espectador y esa pequeña espectadora?
Lo que buscamos en los niños es que estiren su infancia y su niñez casi hasta el día que se mueran, porque es algo que cada vez se pierde más pronto, por la tecnología, por los objetivos, por los resultados que marca una sociedad tan enfocada al éxito, donde muchas veces se abandona el simple juego de aburrirse o pasar una tarde con los amigos comiendo pipas en una plaza.
Buscamos que el niño se dé cuenta que ellos tienen el secreto de esta vida, que es el juego. Como decía Mark Twain, es más una obra para que los padres empiecen a ser niños y que sus hijos no dejen de serlo.
Para los niños tiene unos valores, que es del juego y la diversión, y por sobre todo la amistad y la tolerancia por el género, por la raza, por la condición. Es un canto a la igualdad, y para los padres tiene otros valores: el cómo estamos educando a nuestros hijos, cuáles son nuestras preferencias a la hora de educar y que no olviden el juego y la libertad. No todo son normas.