Xavi Calvo es uno de los grandes impulsores de la consolidación del diseño como identidad cultural, motor económico y herramienta de innovación en la Comunitat Valenciana. Tras liderar la Capital Mundial del Diseño en 2022, coordinar el Consell del Disseny y dirigir actualmente la Fundació del Disseny de la Comunitat Valenciana, su mirada combina lo institucional con lo creativo. En esta entrevista repasa aprendizajes, retos y la proyección internacional del València Design Fest, que vuelve este otoño en su tercera edición como el gran escaparate anual del diseño en la ciudad.
Has liderado proyectos clave como València Capital Mundial del Disseny 2022, la creación del Consell del Disseny y actualmente la Fundació. ¿Qué aprendizajes destacan para ti de ese camino institucional?
Estos proyectos, todos ellos además tan recientes, demuestran todo el trabajo que queda por hacer en el reconocimiento del diseño valenciano y en el nuevo reto institucional, donde precisamente está todo por aprender y estar en diversas redes internacionales nos ayuda a comprobar de primera mano casos de éxito de otras ciudades.
Con la Capitalidad Mundial del Diseño abrimos una puerta enorme: la del reconocimiento internacional y la del orgullo local. El Consell del Disseny nos permitió llevar una mirada estratégica a las políticas públicas y comenzar a experimentar con modelos que incorporan el diseño a la administración. Y la Fundació del Disseny, como legado de la Capitalidad, se ha convertido en el vehículo para que todo ese impulso no se pierda y siga creciendo. El gran aprendizaje es que el diseño funciona mejor cuando se entiende como un proyecto compartido: instituciones, empresas, educación y sociedad civil trabajando juntos.
Desde la creación de la Fundació del Disseny en 2021, ¿cómo habéis logrado que el diseño se entienda como una herramienta de innovación, competitividad y mejora social?
Ese objetivo, digamos, pedagógico, era el gran reto de la Capital Mundial del Diseño, y por eso se crea la Fundació del Disseny, para continuar ese trabajo y que no se quedase en flor de un día. Ahora, en 2025, la Fundació actúa como un matchmaker: conectamos empresas, profesionales, organizaciones, entidades, ciudades… con el diseño como hilo conductor haciendo que aporte soluciones reales. Esa labor de divulgación a través de festivales, informes, jornadas o colaboraciones, ha generado confianza. Porque funciona. Y porque ha calado, y hoy se entiende que el diseño es parte de la identidad de València. Probablemente lo llevaba siendo 500 años, pero hoy puede entenderse porque al fin se ha contado.
En la segunda edición de València Design Fest lograsteis superar los 50.000 asistentes y generar más de 200 millones de impactos mediáticos. ¿Qué factores fueron clave para ese éxito?
En cuanto a acciones podemos destacar una programación atractiva y plural (capaz de atraer tanto al público general como al profesional), fomentar la complicidad del ecosistema creativo valenciano y el contexto (venir de ese hito que fue 2022), y luego está toda la labor de red e institucional, donde está haber dado el paso en los últimos 3 años para meter a València en distintas redes y participar desde la Fundació en grupos de trabajo y en puestos internacionales, desde la UNESCO Creative Cities Network hasta World Design Organization o la pertenencia a la asociación europea BEDA.
Una vez más, hay que insistir en que València ya venía de la Capitalidad Mundial del Diseño y había una expectativa internacional que supimos, o mejor dicho, tuvimos que aprovechar.
Este año el festival se celebra del 12 de septiembre al 16 de octubre, coincidiendo con Feria Hàbitat. ¿Qué novedades destacas en esta edición y qué ejes temáticos perduran?
Feria Hàbitat ha marcado históricamente la gran cita del diseño valenciano en el calendario. Pero en 2022 aprendimos que una semana no era suficiente para una València que necesitaba celebrar el diseño a lo grande, así que ampliamos esa agenda y comenzamos a organizar todo un festival internacional, que año a año se consolida como el gran escaparate anual del diseño en nuestra ciudad. Las novedades aparecen de forma muy orgánica: cada vez hay más agentes implicados, una programación más amplia y una mayor proyección internacional, pero me encanta nuestra nueva colaboración con el festival Concéntrico.
Además, de sostenibilidad y artesanía como dos de los ejes de contenidos de València Design Fest 2025, hemos querido reforzar el bloque de arquitectura y ciudad, y hemos incorporado un ciclo más disruptivo que recupera la esencia más gamberra de los años 80. Cada año intentaremos abordar estos temas con nuevos enfoques, y eso mantiene el festival vivo.
Uno de los ejes vuelve a ser la artesanía contemporánea, esta vez vinculada a gastronomía y diseño. ¿Qué aporta este cruce de disciplinas al discurso general del festival?
Aporta una nueva mirada, más fresca pero por otro lado más accesible y cercana. La gastronomía es un lenguaje universal, y unirlo a la artesanía y al diseño nos permite hablar de procesos, de materiales, de cultura… y además de una forma muy didáctica e incluso muy dada al disfrute. Es también una manera de mostrar que el diseño no vive aislado, sino que dialoga con otras disciplinas para generar experiencias más ricas y conectar tradición con innovación, que es parte de nuestra reivindicación de la artesanía como origen y adn del diseño valenciano.
¿Cómo medís el impacto del festival más allá de números —por ejemplo, en la transformación del ecosistema creativo, la formación de públicos o nuevas redes de colaboración?
Los números son importantes, tenemos un primer estudio de impacto de la Capital Mundial del Diseño que entre 2021 y 2024 lanza cifras que demuestran que la Capitalidad produjo un cambio positivo para València, un retorno de inversión y un gran factor multiplicador por cada euro invertido, pero hay una parte más cognitiva o de percepción que me fascina, como observar que el diseño ha pasado a ser el centro de sitios en los que no estaba, que la relación entre diseño y ciudadanía ya no es la misma, que en la Comunitat Valenciana ya hay más estudiantes de enseñanzas superiores de diseño que en cualquier parte de España, o que incluso en la promoción de la ciudad el diseño ya sea fundamental para contar su parte más cultural y de patrimonio.
Retomando la pregunta, el impacto del festival efectivamente se demuestra con lo que ha crecido, se ha expandido y se está organizando el ecosistema del diseño valenciano. Eso es lo que demuestra que València Design Fest es un catalizador real de conexiones y aprendizajes que trasciende de lo local.
¿Qué esperáis que deje el València Design Fest 2025 en la ciudad y en el sector creativo local? ¿Puede influir en la futura sede permanente del Ágora del Diseño? ¿Tendría cabida en Valencia un museo del diseño o un archivo institucional?
Lo que esperamos es seguir consolidando la idea de que València tiene en el diseño una de sus señas de identidad más potentes, con impacto económico, cultural y social. El festival es un escaparate, pero también un laboratorio que permite imaginar cómo queremos que sea la ciudad a través del diseño. Y sí, todo esto se conecta con proyectos de futuro que llevamos ya años trabajando y teniendo como referentes centros de diseño y hubs de otras grandes ciudades del diseño. La Comunitat Valenciana tiene la legitimidad y el patrimonio suficiente para que un museo del diseño exista, ya tenemos un Arxiu Valencià del Disseny, tenemos una Associació de Professionals del Disseny de la Comunitat Valenciana que sigue aglutinando tras 40 años, Colegio de Diseñadores de Interior, organizaciones sectoriales, tenemos grandes escuelas, una Feria potente, la Fundació del Disseny como entidad de promoción del diseño con gran presencia internacional… es cuestión de trabajo, de tiempo, y de voluntad política.