Tan solo buenas intenciones al 70é Festival de Cine de Cannes

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Si en la jornada primera los relatos infantiles se apoderaron de la Sección Oficial, la tónica se repite de nuevo con "Okja" de Bong Joon-Lo, un relato más apropiado por una sesión matinal con la muchachada que no por una competición como la de Cannes. Los dos films a concurso del primer día, de clara orientación infantil pero de alcance antagónico, "Wonderstruck" de Todd Haynes y "Loveless" de Andrey Zvyagintsev, resultaban absolutamente dignas de figurar en un certamen de primer orden, pero la selección d"Okja" resulta inadmisible por su infantilismo, a pesar de llegar escudado en un discurso de protección de los animales. Esta segunda jornada ha propiciado también una propuesta mucho más adulta, arriesgada y valiente, a pesar de que malaguanyada, de discurso social y político sobre la actualidad europea, de la mano del húngaro Kornél Mundruczó con "Jupiter's Moon".

Àngel de la anunciación

Fotograma "Okja" Fotograma "Okja"

Kornél Mundruczó vuelve por tercera vez a la Sección Oficial con "Jupiter's Moon" después de ganar el premio "Una cierta mirada" con "White dog" (2014). Este nuevo título combina, en un difícil equilibrio, el realismo y el fantástico cuando su protagonista, el joven refugiado sirio, Aryan (Zsombor Jéger), que viaja con su padre, es disparado al traspasar la frontera y malherido descubre que puede levitar.Aryan será ayudado por un médico de hospital, Stern (Merab Ninidze), un personaje desengañado y cínico, que lo protege altruísticament pero que también lo utilizará. Stern quiere aprovechar los poderes sobrenaturales del chico como una especie de reclamo de fe para una sociedad descreída. A través de este hecho Mundruczó recrea momentos brillantes e hipnóticos, de gran fuerza visual, combinando el cuerpo flotante en el espacio mientras una casa gira sobre sí misma, como aquellos momentos de suspensión temporal instituidos por "Origen" de Nolan.

El hecho de volar resulta un acto anormal, asociado al maravilloso, y que aquí se emplea con una voluntad más religiosa, asociado como está a la condición del hecho milagroso. El chico que se eleva es como un ángel de la revelación, el anunciante de una nueva época que superará la carencia de valores religiosos y social, una sociedad deshumanizada y descreída. Un discurso que combina la urgencia de la condena de la situación de los refugiados europeos perseguidos con el cristianismo.

Un film muy benintencionat que se atreve a hablar de los males de nuestro tiempo denunciando una sociedad autoritaria y parafeixista, una especulación orwelliana, pero que un exceso de espiritualidad, de trascendencia, finalmente acaba malogrando la atrevida propuesta. Una patraña futurista anclada en la realidad de una sociedad húngara extrapolable a la sociedad europea también. Una conexión evidente, todo y la forzada analogía que establece el director, al servirse de la astrología en el título original del film, "Luna de Júpiter", una luna descubierta y bautizada por Galileo.

Rebelión a la granja

El director de "Mother" (2014), el surcoreano Bong Joon-Lo, concursa de nuevo en Cannes con una coproducción con Estados Unidos, "Okja", y lo hace de la mano de la cadena Netflix, que estrenará este film únicamente por sus clientes en su portal de pago. Es un film de marcado cariz fantástico, pero lejos de las películas de monstruos del director, puesto que este título responde al nombre de una bestia tanto gigante como inofensiva, un superporc criado en una montaña coreana por un labrador local y su nieta, Mija (Seho Hyun Ahn)

Fotograma "Jupiter's moon" Fotograma "Jupiter's moon"

El cerdo gigantesco forma parte de una cadena mundial, Mirando, y la bestia será devuelta en los Estados Unidos para morir al matadero de esta multinacional revestida de ecologismo, una empresa planetaria dedicada a alcanzar de comer el planeta. Una sociedad mercantil comandada por Lucy Mirando (Tilda Swinton) y que cuenta con un presentador estrella, Dr. Johnny Wilcox (Jake Gyllenhaal), desplazado a los lugares de engreix de los cerdos.

El nudo de este entretenimiento por los más pequeños rae en la investigación que lleva a cabo la niña, apoyada por un grupo animalista subversivo dirigido por Jay (Paul Dano), desplazándose en Nueva York. Una patraña sencillamente calamitosa en una serie de escenas que caen demasiado a menudo en el ridículo involuntario. Y la culpa proviene, sobre todo, del componente más grotesco y exagerado de los personajes principales americanos, que forzados a encajar en un formato de comedia, caen a veces en el patetismo. Unas actuaciones penosas y sin ninguna brizna de gracia, en general y, en particular, de Gyllenhaal, en el peor papel de esta auca animalística.

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