Policarpo se despide del Escalante con la demanda de conseguir una sede fija para crecer

Josep Policarpo ha destacat la qualitat dels professors de l’Escola de Teatre Escalante i els cursos de teatre inclusiu durant les tres últimes temporades del teatre públic

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Esta mañana, Josep Policarpo, director del Teatre Escalante de València, se ha despedido del público después de que finalizo su contrato el próximo 3 de agosto. Lo ha hecho en la sede de la Diputació de València, que gestiona este teatro, haciendo balance de tres años donde ha habido muy buena acogida por parte de los espectadores y espectadoras, con proyectos innovadores y sobre todo con la reivindicación de haber hecho una “gran programación” a pesar de la necesidad de tener, de una vez, una sede propia para cubrir el día a día y sus necesidades.

Policarpo ha querido destacar desde el primer momento su entrada por la vía del concurso público, un ejemplo de “democracia” y con un claro reto de “reformular el modelo de teatro público”, que “antes había estado abandonado y desvirtuado” donde, critica, “no había igualdad de oportunidades, programación de largo recorrido y falta de transparencia en la gestión”. Por este motivo, asegura que quería un proyecto que diera oportunidades a diferentes colectivos, con innovación, nuevos lenguajes y con un compromiso con el acento inclusivo y femenino.

La llegada del dramaturgo se tradujo en un nuevo modelo que pasaba de tener un espectáculo por temporada a tres en el mismo periodo y en el estreno de 8 proyectos de diferentes compañías que trabajaban por primera vez con la administración pública (La Teta Calva, Pot de Plom, Gabi Ochoa, Otra Danza, El Pont Flotant, Lucas Escobedo, Dacsa Produccions y Crit cia de Teatre), “todas ellas con convicciones artísticas claras y sólidas”.

Asimismo, el director ha querido destacar proyectos que se han puesto en marcha desde 2016, como es el caso de la Escuela de Teatro Escalante, “un departamento de los primeros en transformar que ha servido para orientar a los profesionales y con un carácter inclusivo”. Cree que ha sido todo un “laboratorio” porque ha sido un espacio de intercambio: “Hemos tenido profesores y profesoras de primera línea nacional, como es el caso de Carles Alfaro, Jordi Casanovas, Carol López, Pedro Casablanc, Adriana Ozores, Isabel Rocatti o Andrés Lima, puesto que ellos han podido ayudar al alumnado a crecer y los intérpretes han podido demostrar la valía del talento valenciano”.

En este programa se suman los cursos de teatro inclusivo, destinados a grupos de personas con diversidad funcional y mujeres marcadas por la violencia machista o en riesgo de exclusión por otros motivos. Para Policarpo ha sido una idea “magnífica” porque cree que el equipo que lo ha liderado ha tenido “una sensibilidad total” por estas personas y, asegura, “ha sido muy conmovedor ver su valentía y como ha influido el teatro en su vida”.

Por otro lado, ha querido remarcar que es necesario que el nuevo gobierno de la Diputació u otras administraciones públicas se reúnan para solucionar la falta de sede fija para el Teatro Escalante, una larga reivindicación que se ha podido resolver con la ayuda otras instituciones y entidades pero que no puede continuar de este modo. “El gran reto era que esta falta de espacio fuera lo menos perjudicial posible y estoy contento con el resultado de estas tres temporadas, pero hay que conseguirlo porque, si no, el proyecto se desdibuja”.

En este sentido, ha dicho que “políticamente se tiene que asumir esta responsabilidad” y ha recordado que tanto Vicent Marzà, conseller de Cultura de la Generalitat Valenciana, como Joan Ribó, alcalde de València, se han manifestado a favor de ayudar o de asumir sus competencias: “Si la Diputació se compromete, hay que poner los medios necesarios y si no es así, puede hacerlo otra administración”. Ha añadido, también, que cree que el actual gobierno tendría que haber hecho más esfuerzos por el Escalante y que en función de los compromisos del nuevo gobierno a nivel económico y de esa sede, podría presentarse de nuevo a la dirección, o no.

Policarpo ha querido dejar claro que, a pesar de todo, se ha hecho “de la necesidad, virtud”, con un balance de 690 funciones realizadas con más del 90% de ocupación, 148 funciones gira, 11.903 espectadores y espectadoras, 665 alumnos matriculados en la Escuela y un impacto sobre los profesionales del sector de 519 personas.

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