Pedro Vicente: “Las administraciones tienen que apostar sí o sí por la cultura y los músicos tenemos que luchar, como siempre”

El regidor de Gestió Cultural i Música de l’Ajuntament de Llíria, Pedro Vicente, celebra que tots els caps de setmana des de l’inici de la desescalada hi ha hagut activitats culturals al municipi

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Las Sociedades Musicales viven un momento complicado a causa de la pandemia de la COVID-19 y hace falta que las administraciones y la misma ciudadanía los apoyen para su reactivación. Así lo considera Pedro Vicente, concejal de Gestión Cultural y Música de Llíria, un municipio que, precisamente, es epicentro del talento musical en el ámbito nacional e internacional. Para el concejal, director y clarinetista, la sociedad valenciana no sería el mismo sin música, y es momento de volver a disfrutar porque "la cultura es segura" "y tenemos que estar orgullosos de la repercusión" que han provocado las sociedades musicales a lo largo de la historia.

¿Cómo te sumergiste en el mundo de la música?

Empecé en el mundo de la música en la Banda Primitiva de Llíria cuando era niño, una gran banda donde gracias a ella y a mis profesores aprendí a amar la música. Después, continué estudiando clarinete en el Conservatorio de Música de València y al Real Conservatorio de la Haya y ahora continúo en el Conservatorio Profesional de València, pero como profesor. Además, soy director del Centro Artístico Musical de Bétera actualmente.

La verdad es que estoy muy agradecido a la música y a las bandas, porque fue allí donde no solo aprendí a amar la música, sino que también gracias a ellas canalicé mi vida profesional, como tanta gente ha hecho. Creo que hay que poner en valor la importancia que tienen las sociedades musicales en la Comunitat Valenciana, porque todas ellas forman un entramado único en el mundo. Tenemos que ser conscientes de la repercusión que ha tenido una iniciativa civil como esta desde que se constituyeron y nos tenemos que sentir muy orgullosos. Además, con estas no solo tenemos un vínculo musical, sino un vínculo tremendo porque nuestros abuelos, padres, hermanos, hijos y amigos están unidos también por la música.

¿Cómo has vivido la pandemia como profesor de clarinete en el conservatorio?

Nos adaptamos muy rápido, aunque en nuestro caso es difícil escuchar el detalle de las interpretaciones por las plataformas en linea, pero puedo decir que hemos acabado el curso de forma muy digna con la máxima implicación del profesorado y los alumnos. Por otro lado, como muchos directores, nos hemos tenido que adaptar al trabajo presencial cuando podíamos empezar a ensayar con protocolos, pocos músicos, distancia, mascarilla. En este sentido, quiero hacer una mención especial a los músicos porque gracias a su esfuerzo no se acababa con la actividad de las sociedades musicales. En el caso de la banda del Centro Artístico Musical de Bétera, que yo dirijo, hemos hecho control de aforo, temperatura, ensayos con estrictas medidas de higiene, mascarilla y distancias de seguridad. Es importante hacer este esfuerzo para que la actividad musical y cultural no pare en el actual contexto.

¿Y como concejal? ¿Cómo habéis actuado desde el Ayuntamiento de Llíria?

La viví con mucha angustia por detener la actividad cultural durante los meses de confinamiento. Tengo la suerte de tener un trabajo continuado en el conservatorio y pudimos teletrabajar, pero otros músicos "freelance" han tenido que paralizar su tarea. Miles y miles de músicos que han tenido que frenar y todavía no han podido continuar.

Nosotros, desde el Ayuntamiento de Llíria, desde el minuto 1 de la desescalada reorganizamos la programación cultural para adaptarla a las circunstancias y puedo decir que no hemos tenido ninguna semana sin actividades porque además de ser un motor cultural, también son uno económico. Y seguiremos haciéndolo mientras podamos. Es decir, lo que hemos hecho es retrasar las actuaciones que no se podían hacer por la situación, que van desde el teatro hasta los grupos de música, sin suspender ningún contrato. Y hemos visto que la gente tenía muchas ganas de participar y disfrutar de la cultura.

¿Cómo ves la situación de las sociedades musicales y de las bandas de música en el actual contexto?

Este verano, en el Festival de Música de Salzburgo, participaron 65.000 personas y ninguna de ellas se contagió. Aquí en nuestro país tampoco ha habido ningún contagio en un acto cultural, teatro, concierto, etc, porque el uso de la mascarilla y el cumplimiento de la distancia de seguridad es clave, además del exquisito comportamiento del público y los artistas.

Hay miedo ahora mismo. Entiendo la preocupación, pero no se tiene que tener miedo y sí mucho de respeto y precaución . Desgraciadamente otros acontecimientos sí que llevan a situaciones desagradables. Por eso hay que ser precabidos y seguir las indicaciones de seguridad estrictamente, hay que adaptarse porque la cultura es segura.

En el mundo de la música este barón supone pérdidas, sobre todo en el mundo de la música más comercial y para las orquestas de verbenas. El ministerio ha ido un poco tarde, porque está claro que la música culta no tiene nada que ver con otro tipo de acontecimiento. Al final se han marcado unas normas más flexibles para el teatro, la música culta, la danza, etc pero hay muchas pérdidas en contrataciones. Se van tirando cosas, pero muy poco a poco. Pienso que se ha castigado incomprensiblemente la cultura cuando, además, esto tiene un grave impacto, puesto que tiene asociado mucho trabajo directo e indirecto.

¿Qué opinas de la declaración de las bandas valencianas como Patrimonio Cultural Inmaterial?

Es una ilusión y un orgullo. Por ejemplo, la Banda Primitiva de Llíria tiene más 200 años. Esto significa que cuando Beethoven componía había música de banda en nuestro territorio. Recordamos que el Conservatorio de València fue fundado en el año 1879 por la Real Sociedad Económica d'Amics del País. El Conservatorio de València fue una corporación de carácter particular hasta su incorporación al Estado en 1917, siendo entonces el único centro oficial de estudios musicales en la Comunitat Valenciana, hasta la fundación por la Caja de Ahorros del Sudeste de España en 1958 del Instituto Musical del Sudeste, antecesor del Conservatorio Superior de Música Óscar Esplà de Alicante. No tenemos que olvidar en ningún momento que gracias a nuestras sociedades musicales se fomenta más el interés por la música culta. Esto ha motivado que miles de ciudadanos de esta comunidad encuentren canalizada su vida profesional a través de la composición, la interpretación o la enseñanza. Para mí, esta declaración es un orgullo.

Considero que el concepto de "banda" es muy corto, porque ese entramado de las sociedades musicales va mucho más allá. Por ejemplo, engloba bandas juveniles, el coro, grupos de teatro... y toda una serie de actividades. En la mayoría de los pueblos, el 90% de la actividad sociocultural viene de ellas y hay que seguir apostando por la música y en concreto por nuestras sociedades musicales. Nos define como valencianos y no conozco a ninguna persona que no esté orgullosa de esto. Hemos hecho en nuestra Comunidad que una cuestión que no es "normal", lo sea aquí. En ningún lugar del mundo existen más de 500 sociedades musicales. Este hecho supone que más 150.000 personas están estudiando o interpretando música de culta.

¿Cómo podemos contribuir a la reactivación de las bandas de música?

Se ha demostrado que la cultura es segura, como te he dicho antes. Creo que hay que dar ayudas para readaptar los locales de las sociedades musicales a la Covid-19. Y las administraciones tienen que apostar sí o sí por la cultura. Los músicos, tenemos que luchar y darlo todo como hacemos siempre, para que este fenómeno que no ha dejado de crecer, continúe siendo histórico.

Para ello, la clave es nuestro comportamiento. Hay que poner nuestro granito de arena para pasar la pandemia y es esencial el compromiso individual y colectivo. Así podremos ayudar a la cultura. La sociedad valenciana está muy concienciada, pero hay que seguir para que ese granito de arena haga un montón.
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