Los visitantes del Museu de les Ciències descubren cómo funcionan las ondas de sonido en los arcos comunicantes

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 ¿Es posible escuchar a otra persona de forma nítida a una distancia de casi 50 metros gracias a la arquitectura de un edificio? Los visitantes que llegan al Museu de les Ciències comprueban que sí gracias a una divertida propuesta que les da la bienvenida y que cuenta con paneles explicativos para realizar esta experiencia.

En las estructuras de arcos, en las entradas este y oeste del Museu, dos personas ubicadas en cada uno de los extremos opuestos pueden mantener una conversación. Y esto es posible porque las ondas de sonido de la voz se canalizan a través de la estructura, en forma de arco, que conforma los laterales del Museu hasta llegar directa al oído de la otra persona. Es esta estructura la que permite que las ondas no se dispersen en todas direcciones, como ocurre cuando hablamos, o si el emisor/receptor se sitúa en el centro del arco o se aleja de él.

En la propagación del sonido por el arco del Museu actúan dos fenómenos físicos propiamente ondulatorios: la reflexión (el sonido al propagarse se encuentra con la superficie de algún obstáculo y se refleja en ella, es decir, 'rebota') y la difracción (cuando en su camino el sonido encuentra obstáculos aislados, los rodea y continúa su propagación detrás del obstáculo). Se trata de dos fenómenos que el sonido, aún siendo un onda mecánica que no puede propagarse por el vacío, comparte con la luz.

Si a esos dos fenómenos añadimos la forma interna del arco, tenemos un canal que funciona como una especie de guía por donde el sonido se transmite de un extremo a otro, lo que nos permite conversar con otra persona como si ésta estuviera a nuestro lado. En el Museu de les Ciències se puede aprender más curiosidades sobre el sonido en la exposición 'Exploratorio', ubicada en la primera planta.

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