Quien creyera que la Ruta del Bakalao era solamente una noche interminable de música y luces, encontrará en Bombas Gens una historia mucho más profunda, contada con rigor, creatividad y mucha memoria. El centro de artes digitales de Marxalenes se atreve con su primera gran producción propia y firma una exposición que no solo revive un fenómeno, sino que lo celebra. Una experiencia inmersiva y accesible para todos los públicos que convierte al visitante en protagonista de un viaje cultural sin prejuicios.
Un relato más amplio que el mito
“La Ruta. Modernidad, cultura y descontrol” se adentra en el contexto que hizo posible el estallido creativo que puso a València en el centro de la modernidad europea. El recorrido arranca antes de las pistas de baile, recordando cómo la transición democrática trajo consigo un deseo de libertad que encontró refugio en las primeras discotecas, en la moda más atrevida y en una juventud que quería romper moldes.
La exposición no se acomoda en los tópicos de excesos ni en la nostalgia complaciente. En su lugar, recupera el valor cultural del movimiento: el diseño, la arquitectura, la gráfica, la música electrónica como lenguaje nuevo y la diversidad que dio forma a una escena conocida no solo por todos los valencianos, sino por todo el mundo.

Tecnología al servicio de la memoria
Bombas Gens consolida su identidad en la innovación con un montaje que no se limita a mirar vitrinas. Proyecciones 3D, instalaciones interactivas y realidad virtual te empujan a “estar dentro”. No se trata de observar la Ruta: se trata de vivir su energía, est dentro de ella. Bailar, dejarse llevar por la luz y el sonido y entender por qué tantos jóvenes sintieron que allí eran libres.
Este equilibrio entre documentación y espectáculo es uno de los grandes puntos fuertes. El rigor histórico convive con un enfoque lúdico que convierte la visita en una experiencia educativa atractiva para cualquiera, desde los que la vivieron hasta quienes apenas conocen la historia por referencias o prejuicios.
Apta para todos, pensada para todos
El equipo expositivo ha cuidado especialmente abrir esta memoria colectiva sin excluir a nadie. Familias, estudiantes, curiosos o veteranos de aquel circuito encontrarán un relato claro y generacionalmente integrador. La exposición sabe hablar del papel de la mujer en el movimiento, de cómo el colectivo queer se sintió integrado en la escena, del impacto social del fenómeno y de la sombra de las drogas sin mensajes simplistas ni alarmismos.
Incluso el cierre del recorrido, con ese amanecer mítico en Barraca, recuerda que la Ruta fue también emoción, identidad y comunidad. Un patrimonio cultural que merece ser contado y entendido.
Volver a mirar para entender quiénes somos
Bombas Gens no plantea una invitación a añorar el pasado. Propone comprenderlo. Lo que allí ocurrió influye todavía en la cultura valenciana: en el diseño, en la música, en la forma de vivir lo nocturno y de reclamar libertad creativa. Esta exposición conecta la memoria con el presente, con la misma fuerza con la que las luces de una pista pueden mover a toda una generación. La Ruta no se fue del todo. Sigue latiendo en nuestra identidad. Y para comprobarlo, solo hace falta una entrada y ganas de dejarse sorprender.
Bombas Gens demuestra que, cuando la cultura se cuenta con sensibilidad y perspectiva, puede convertirse en una celebración común. Y esta, sin duda, merece ser bailada.