El exilio mexicano visita La Beneficència

La doctora Cecilia Ridaura, valenciana afincada en México desde 1939, vuelve a València y Xàtiva

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Xavier Rius, Cecilia Ridaura y Eduardo López
Xavier Rius, Cecilia Ridaura y Eduardo López

El Centro Cultural La Beneficència recibió la semana pasada la visita de Cecilia Ridaura, una valenciana exiliada en México junto a su familia tras la Guerra Civil española, que ahora quiere reencontrarse con sus orígenes visitando ciudades como Valencia y Xàtiva acompañada por su marido mexicano, Eduardo López.

El diputado de Cultura, Xavier Rius, fue el encargado de recibir a Cecilia y Eduardo en el centro museístico de la Diputació de València, donde acompañados por el conservador del ETNO, Joan Seguí, pudieron conocer algunas salas donde también se trata el papel de las migraciones en el contexto valenciano.

Para el diputado Rius, “Cecilia personifica el reencuentro emocional con nuestro pasado y con una historia reciente que todavía no se ha terminado de escribir”.

Familias enteras exiliadas

La década de los 30 del siglo XX mantuvo una gran agitación social y política en España. El golpe de estado del 36 provocó una contienda encarnizada entre los defensores de la democracia establecida y las fuerzas sublevadas. El conflicto provocó inmediatamente una guerra que extendió muy rápido la desolación y el horror. Muchas familias tuvieron que proteger sus hijos de los bombardeos sobre la población civil. A veces la solución más extrema pasaba por un exilio forzado, como el de los niños que marcharon a Rusia, muy lejos de sus padres, o aquellos que fueron acogidos en numerosas colonias valencianas. Para muchas familias otras opciones pasaron también para embarcarse rumbo a América, una vez finalizada la contienda armada.

México fue uno de los pocos países que manifestaron su adhesión a la República Española, y que favorecieron la acogida de numerosas familias que huyeron del conflicto. Se estima que casi 25.000 españoles fueron acogidos entre 1936 y 1942 en el México, entre los que se encontraban el padre y la madre de Cecilia Ridaura, los cuales tuvieron que atravesar en 1939 el paso de Puigcerdá en Pirineos para poco después partir desde el puerto francés de Sete rumbo al país americano presidido por Lázaro Cárdenas. Por entonces, la pequeña Cecilia tenía solo dos años de edad.
 
A petición del propio presidente Cardenas, la familia Ridaura, médicos de formación, se trasladarían a Tampico, para atender una zona en expansión industrial. Allí se instalaron, y desde allí mantuvieron el contacto con otros grupos de exiliados, entre los cuales se encontraba buena parte de la intelectualidad universitaria, cargos políticos y militares de alta graduación.

Entre los protagonistas de este exilio valenciano en México, había figuras tan reconocidas como Josep Renau, Pere Calders, Max Aub, o el Consejero Valenciano de Cultura, Francesc Bosch i Morata.

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