¿Qué harías por tu peor enemigo? Chimo (Christian Checa) y Rubio (Hugo Wetzel) son dos adolescentes de barrio, víctima y verdugo, acosado y acosador, cuyas vidas están marcadas por la enemistad y el resentimiento. Un día, Chimo ve la oportunidad de vengarse y poner fin a años de sufrimiento. Sin embargo, lo que no sabe es que el destino tiene un giro inesperado reservado para ambos. Los cines Kinépolis de Paterna proyectan, desde este viernes día 9 de mayo, 'Enemigos', la nueva película del cineasta alicantino David Valero.
Mediante los Preestrenos del Festival Antonio Ferrandis, Kinépolis y el Ayuntamiento de Paterna, con el apoyo de Consultia Business Travel, pretenden consolidar la conexión entre Valencia y los principales nombres que integran el cine español a través de diferentes preestrenos y presentaciones especiales. Desde su puesta en marcha en marzo de 2017, el ciclo cuenta con 87 eventos y ha recibido a 20.000 espectadores.
Hoy, en València Extra, hablamos con el director de 'Enemigos', David Valero.
Esta película no parece hablar de buenos o malos, sino de heridas. ¿Desde dónde nace una historia tan concreta entre víctima y agresor?
La semilla está en mis vivencias de adolescente, en los años 90. Había un chaval muy temido en mi pueblo, muy violento. Nunca tuve un encontronazo con él, pero sí lo sufrieron amigos y familiares. Eso me marcó. Cuando comencé a escribir, me pregunté de dónde venía tanta rabia. Creo que nadie nace violento, uno se hace. Y eso debía tener un origen. La película plantea si, conociendo la verdad, seríamos capaces de perdonar o si seguiríamos atrapados en la venganza.
¿Sabes si esa persona en la que te inspiraste llegó a saber de la película?
Estuve investigando. Hace años que desapareció de nuestras vidas y, por lo que supe, falleció hace un año y medio o dos. Su vida fue más dura aún que la del personaje del Rubio: estuvo en prisión, recibió disparos, participó en atracos... En las primeras versiones del guion incluso figuraba su nombre real, pero lo cambiamos por respeto a la familia y para evitar posibles problemas legales.
En algunos momentos, el relato se construye más con música que con palabras. ¿Qué papel tiene la música urbana en la película?
La música es central, no solo como acompañamiento sino como lenguaje narrativo. Chimo y el Rubio empiezan a encontrarse a través de ella. Cada uno canaliza su odio y sus emociones en las canciones. Hay una escena que me encanta, donde el Rubio canta tumbado en la cama: no es un flashback visual, pero la letra te cuenta su pasado. Es una escena muy tierna, aunque también dura.
¿Las letras fueron escritas por los propios artistas?
Sí, son obra de Bne, campeón del mundo de freestyle. Yo le di algunas referencias, pero todo lo que escuchas en la película es suyo, incluidas las cartelas que aparecen entre escenas. El tema final también lo compuso él. Lo curioso es que vio la película por la mañana y, al terminar, bajó al estudio, lanzó la rima y grabó el tema ese mismo día. Steve Lean le puso la base. Todo surgió ahí mismo. Tiene un talento increíble.

La película está rodada en barrios humildes de Alicante, y los figurantes son vecinos reales. ¿Cómo fue la experiencia de trabajar con ellos?
Increíble. Rodamos en un barrio con una gran diversidad cultural, donde hay una violencia soterrada, pero también mucha humanidad. Los vecinos participaron con muchísima ilusión, se sintieron parte del proyecto. Venían a ver los encuadres, a mirar el combo… Fue muy bonito. Al final, todos compartimos miedos, sueños, heridas. Estoy deseando que se estrene en Alicante, porque están deseando verse en pantalla.
¿Qué aportó contar con personas reales en lugar de actores de agencia?
Una verdad que no puedes fingir. No son figurantes profesionales, son personas reales, con su físico, su manera de estar. Eso le da mucha autenticidad a la película.
La película lanza una reflexión sobre el odio y la falta de empatía. ¿Crees que estamos perdiendo humanidad?
Sí. Vivimos en una época de mucha polarización. Todo se ha vuelto extremo. Y a veces se nos olvida que tenemos la capacidad de perdonar, de empatizar. Me gustaría que la película ayudara a mirar al otro desde otro lugar, a entender de dónde viene ese dolor. No justifico la violencia, jamás, pero sí creo que hay que entenderla para saber qué hacer con ella: si repetirla o romper con ella.
¿En tu caso: perdonarías o te vengarías?
Perdonaría. Perdonarlo a él sería perdonarme a mí mismo. Como dice la madre de Chimo en la película: “El más valiente no es quien se venga, sino quien perdona”. Esa frase es clave. Aunque Chimo no le hace caso al principio, hay un punto de inflexión, un momento muy poético, en el que entiende que no quiere seguir ese camino. Que él fue educado en el respeto y el amor. Si se hubiera vengado, habría cargado con eso para siempre.

La química entre los protagonistas es muy potente. ¿Cómo fue el proceso de casting?
Quería hacer algo muy de la calle. Que el Rubio fuera un matón real, que Chimo fuera un chaval que hubiese sufrido acoso. Pero eso limitaba mucho, porque hay escenas muy exigentes emocionalmente. Hicimos un casting largo, de meses. Cristian y Hugo aparecieron por separado y me generaban dudas, pero cuando los vi juntos… fue claro. Dejé de buscar. Eran ellos. Tenían una conexión especial, mucho respeto mutuo y muchísimo talento.
¿Qué esperas del estreno y de los próximos meses de promoción?
Llevamos un par de meses en promoción, empezamos en Málaga, y ahora estamos a pocos días del estreno nacional. Mi sueño sería que funcionara muy bien en cines, sobre todo entre adolescentes, que son los que menos acuden a las salas. Pero no sé qué pasará. Es una película muy bonita, muy trabajada, y me daría pena que pasara desapercibida. Estoy deseando que llegue el lunes y me digan: “David, mira cómo ha ido”.