Vecinos de Puzol y amigos acompañan los primeros kilómetros de los "1.600 para Noelia"

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El miércoles 18 de septiembre, poco después de las 7.30 de la mañana, a la plaza Rosa dels Vents de la playa de Puçol comenzaban a llegar familiares, amigos y vecinos para animar a José Ramón Romero en su desafío de correr 1.600 kilómetros por el GR-10, desde Puçol a Lisboa, durante 30 días seguidos. Un desafío cuyos primeros 3 kilómetros han sido con el respaldo de una veintena de vecinos que le han acompañado por la vereda Mangraners hasta la plaza Joan de Ribera donde, tras la foto de familia y las inevitables despedidas, se ha realizado la salida oficial.

El trayecto a través de la vereda ha servido para explicar una y otra vez su convencimiento de que estos desafíos hacen falta para sensibilizar a las empresas y a la opinión pública sobre la necesidad de investigar en las enfermedades raras, como el síndrome de San Filippo, que le fue detectado a Noelia Camarilla Romero cuando cumplió 11 años.

El síndrome de San Filippo, considerado por algunos como una especie de Alzhéimer infantil, afecta a 70 personas en nuestro país, comienza a detectarse por el retraso en el lenguaje a partir de los 3 años; paralelamente, la rigidez de las articulaciones va reduciendo la movilidad, acompañada de la pérdida auditiva y la degeneración neurológica, con el deterioro del cerebro y la médula espinal.

En la plaza frente al Ayuntamiento de Puçol, la última despedida de amigos, familiares y, sobre todo, de Noelia, en el día en que cumple 18 años, y el mejor regalo que podía recibir es este desafío extremo de José Ramón: 30 días consecutivos, a una media de 55 kilómetros al día, siempre por montaña, recorriendo el GR-10 hasta el Atlántico. En su Facebook irá publicando cada día imágenes de los pueblos por donde pasa, debidas en gran medida a Javi, quien le acompañará aproximadamente en 750 kilómetros… los huecos que le permite su trabajo.

Durante años, el GR10-Xtrem ha unido Puçol con Andilla, con un desafío de 95 kilómetros, ese mismo recorrido lo hará José Ramón en las dos primeras jornadas, pero luego no parará a descansar. Eso sólo es el aperitivo.

En las siguientes cuatro semanas, el atleta pasará por puntos de notable dificultad, como las sierras de Calderona, Javalambre o Guadarrama, para bajar por Extremadura y continuar hasta el Atlántico, en concreto a Lisboa. Precisamente la de Andilla-Javalambre, prevista para el viernes 20, es la etapa a priori más dura, porque a la distancia y al enorme desnivel se suma la previsión de un tiempo lluvioso durante todo el día.

«El único apoyo que contaré será la presencia de mis padres con la autocaravana, aunque ellos harán el recorrido por carretera y yo por la montaña. Cada noche podré cenar, sesión de masajes y dormir en la autocaravana», explica José Ramón.

Y cada mañana, cargar la mochila, comprobar el equipo y los tracks para seguir el itinerario correcto del sendero, porque «no hay que olvidar que en algunos puntos de Guadalajara ni siquiera está bien señalizado el GR-10», apunta el corredor.

En su desafío cuenta con el apoyo de varios patrocinadores, incluida una empresa farmacéutica que ha empezado a estudiar a fondo el síndrome, también con el apoyo de familiares, amigos y el pueblo de Puçol, que le han acompañado en el primer trayecto de sus 1.600 kilómetros. El resto es una cuestión de mantener las piernas y la cabeza bien amuebladas. Ánimo, José Ramón.

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