La Policía Local de Puçol, en primera línea de batalla

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Mientras algunos «afortunados» viven el estado de alarma desde sus casas, confinados pero resguardados del caos, otros afrontan esta crisis en primera línea de batalla. Es el caso de la Policía Local de Puçol, que pese a haber estado en contacto con el virus, por el momento se mantiene libre de Covid-19. Ahora su objetivo es adaptarse a los retos que 2020 ha traído consigo, reinventándose y centrándose en lo que realmente importa: la seguridad de los ciudadanos.

Los horarios se mantienen; ellos son los mismos... Pero todo ha cambiado. Como otros muchos colectivos, la Policía Local de Puçol se ha visto obligada a adaptarse a la nueva situación impuesta por la llegada del Covid-19. Y lo hace para centrarse en aquello que realmente importa ahora: «Nos hemos enfocado en el tema de la seguridad», explica Vicente Giménez, intendente jefe de la Policía Local.

Desde el organismo se realizan constantes servicios humanitarios, desde repartir alimentos y bienes de primera necesidad entre los más vulnerables a la situación, hasta acudir al domicilio de personas mayores para ayudarles en lo que necesiten: «Si una persona mayor vive sola y se cae de la cama, vamos a levantarla», comenta.

Además, están dando apoyo a las labores de desinfección que realizan la Brigada Municipal y Protección Civil, tanto en las calles como en la residencia de mayores, el Centro de Salud, la Prefectura de Policía... «El objetivo es que no haya interrupciones y se pueda realizar la limpieza con normalidad», asegura Giménez.

La violencia de género es otro de los focos de control necesario, especialmente, en tiempos de confinamiento. Para mantener un seguimiento de las víctimas, la Policía Local se encuentra en contacto permanente con ellas y realiza entrevistas quincenales, comprobando que se respetan las órdenes de alejamiento y que no hay contacto con el agresor.

Y por supuesto, el organismo controla que los comercios cumplen con las normas temporales impulsadas por el gobierno. «Sabemos qué empresas pueden abrir y cuáles no, y controlamos que se cumpla», además de garantizar que se guarde la distancia de seguridad en las colas que se forman a la entrada de los supermercados, y en otros posibles focos de contagio.

Un cambio de enfoque

Por otro lado, «hemos disminuido el control del tráfico», comenta Vicente, una decisión que se tomó en colaboración con Alcaldía, de modo que «no hemos puesto ninguna multa de tráfico desde que comenzó el estado de alarma. Salvo infracciones muy graves o en casos de accidente».

Tampoco se está sancionando a aquellos vecinos que han movido su vehículo a la acera de enfrente por el cambio de mes. «Cuando alguien no se entera de que no hay que moverlo, le localizamos e informamos para que vuelva a cambiarlo», explica el intendente jefe, «pero sin poner denuncias».

Sí han puesto más de una, no obstante, por incumplimiento de las normas de confinamiento durante el estado de alarma. Concretamente, 43 multas, «y otras que ha puesto la Guardia Civil». Pero en una población de casi 20.000 habitantes, no es un dato alarmante: «Estamos siendo duros y está funcionando: por lo general el cumplimiento está siendo bastante correcto», apunta Giménez, que asegura que su trabajo principal desde las últimas semanas es garantizar que se cumpla el decreto.

Improvisar en tiempos de pandemia

A pesar de la enorme importancia de garantizar el cumplimiento del confinamiento, los agentes son conscientes de que, en algunas ocasiones, los vecinos necesitan desplazarse por ciertos motivos, como adquirir bienes de primera necesidad, solucionar un problema en un comercio propio o, incluso, solventar situaciones que no están contempladas en el Real Decreto 463/2020.

Por ello, atienden las constantes llamadas de personas que preguntan dudas sobre qué se puede hacer y qué no, así como qué justificación se necesita en cada caso. Y, ante aquellas situaciones que no se recogen en la normativa oficial, los cuerpos de seguridad se ven en la obligación de interpretar los nuevos decretos que se van publicando y decidir si se autoriza o no determinada acción.

«Cada día se actualizan y tenemos que hacer interpretaciones», estas decisiones se toman junto con la Guardia Civil y Alcaldía, por lo que solo afectan al término municipal de Puçol. Por ello, si se da permiso a un vecino para realizar una acción, «no podemos garantizar lo que ocurra, por ejemplo, en El Puig».

Básicamente, se está sancionando sobre todo a aquellas personas que salen sin una causa justificada o que intentan engañar a las autoridades. También a aquellos que aprovechan el paseo de su perro para recorrer todo el pueblo o que hacen la compra cuatro veces al día para salir de casa. «Normalmente damos un aviso a estas personas antes de ponerles la denuncia».

La crisis, vivida desde dentro

Ellos también practican el distanciamiento social en la medida de lo posible. Para ello, los policías de Puçol se han dividido en dos grupos de trabajo cerrados, de modo que, si hubiera contagio, «su grupo quedaría aislado y el resto de efectivos podrían continuar trabajando». Además, se mantienen las patrullas de trabajo con los mismos efectivos por si hubiera algún caso de contagio, evitar que se extienda. «Y, por supuesto, los turnos de almuerzo o merienda se hacen de tres en tres, y guardando la distancia de seguridad».

Son los esfuerzos de un colectivo que intenta mantenerse libre del «bicho» para poder cumplir con su cometido. Y hasta la fecha, solo son conscientes de haber estado en contacto con una persona que posteriormente haya dado positivo en el test del Covid-19. «Fueron tres policías que intervinieron en un servicio y que han estado aislados desde entonces», apunta Vicente.

Mientras uno ya ha dado negativo en el test diagnóstico, los otros dos se encuentran a la espera, pero «creemos que también será negativo», ya que han pasado más de cuatro días desde que se realizó la prueba y, en caso de ser positivo, «los sanitarios suelen avisar en uno o dos días».

Mientras tanto, el resto de efectivos mantienen su jornada habitual de servicio, quedando suspendidos todo tipo de permisos: asuntos propios, horas sindicales, licencias, vacaciones... Salvo alguna excepción, como enfermar o tener un familiar ingresado, pero por el momento no se ha dado el caso: «Todo el mundo está viniendo a trabajar; nadie se ha dado de baja desde el inicio del estado de alarma».

Aun aislada en la medida de lo posible, la Policía Local de Puçol se encuentra en contacto permanente con otros cuerpos de seguridad, como la Guardia Civil: «Todas las mañanas me reúno con el comandante para ver cómo nos organizamos, cómo coordinamos las patrullas, nos repartimos la zona externa de los supermercados, los controles de circulación de vehículos...». Todo, con el objetivo de que se cumplan las normas en la vía pública.

Un trabajo en primera línea de batalla

«Nuestra labor es garantizar la seguridad y el bienestar de los ciudadanos por encima de todo», apunta el intendente jefe de la Policía Local de Puçol. Todo lo demás es superfluo, «incluso las animaciones dirigidas a los niños y la gente confinada».

Esta bonita práctica nació a raíz de un caso excepcional en Torrent: un niño de un año que padecía de un cáncer grave y que se emocionaba cada vez que escuchaba sirenas o veía patrullas pasar. Su tía escribió una carta a la policía pidiendo que acudieran a darle una sorpresa por su cumpleaños, y se ha difundido a través de las redes sociales.

«Creemos que no estamos para eso. Lo hemos hecho en algún caso puntual, pero no somos partidarios», porque, tal y como explica el responsable, la práctica se ha empezado a extender hasta el punto de recibir constantes llamadas de madres o tías pidiendo que acudan a animar un cumpleaños. «Que lo hagan otros me parece estupendo, pero nosotros estamos para proteger».

Y así lo hacen, al igual que otros colectivos de protección civil, sanitarios, personal de supermercado y otros profesionales que salen de casa cada día para combatir el virus en primera línea de batalla. En cambio, tú, si puedes, #QuédateEnCasa.

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