La "Setmana Gran" de los Moros y Cristianos de Ontinyent concluye con las embajadas y el desfile final

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Moros y Cristianos de Ontinyent
Moros y Cristianos de Ontinyent

Las embajadas y el desfile final, dan hoy lunes por concluida la "Semana Grande" de las fiestas de Moros y Cristianos de Ontinyent. La jornada empezaba a las 10:00 horas con la misa celebrada en la Parroquia de San Carlos, donde se encuentra el Santísimo Cristo de la Agonía. A las once de la mañana las doce comparsas del bando moro, encabezadas por su capitán, embajador y abanderado, salían desde la Cantereria hasta llegar al castillo de Ontinyent, controlado por los cristianos. Estos, a su vez partían desde la zona norte del puente de Santa María, para bajar por la calle Regall para encontrarse con los moros a los pies de la fortaleza. Allí, en primer lugar, se producía la batalla de arcabucería y acto seguido la embajada mora a cargo de la comparsa Kàbiles.

Este acto, declarado bien de interés cultural inmaterial por el Consejo en 2019, empezaba con el toque de silencio de una trompeta para callar los arcabuces. Seguidamente un jinete moro atraviesa la plaza a gran velocidad, para, a los pies del castillo, proceder a la entrega al centinela un pergamino instando la rendición de la villa. El capitán cristiano, Javier Ureña, de la comparsa Bucaneros, lo lee para sí y, públicamente, lo rompe. El centinela cristiano, desde el castillo, hace la introducción a la embajada, finalizando con unos versos, escritos por Joaquin José Cervino hace más de 160 años. A continuación el sonido de unas trompas anuncia la entrada en la plaza del embajador moro, Santiago Tortosa, de los Kàbiles, al cual acompañan el capitán moro Sisco Beneyto (de los Berberiscos) y el abanderado moro de los Kàbiles, Roberto Belda, seguidos de una escolta.

El embajador moro intenta conseguir que los cristianos le brinden la villa, y por eso habla con el embajador cristiano, Enrique Montesinos, a quien acompaña el abanderado cristiano, Ximo Revert, los dos de la comparsa Fontanos. Primero lo intenta con razones que demuestran que el castillo le pertenece; después ofrece pactos y regalos; finalmente recurre al miedo y la amenaza. Ninguno de los intentos la ayuda a conseguir el objetivo y se produce un enfrentamiento. Vuelven a dispararse los arcabuces, mientras capitanes y embajadores entran en combate de arma blanca. La victoria se decanta del bando moro, que deposita la bandera de la Media Lluna en el castillo.

Los cristianos recuperan el castillo por la tarde, después de interpretar de nuevo los versos de Cervino, y produciéndose el acto a la inversa. Una vuelta los cristianos han ganado la batalla, se celebra el desfile final que pone fin a la "Semana Grande", pero las fiestas no se cerrarán oficialmente hasta el próximo 7 de septiembre, domingo cuando tendrá lugar la subida de la imagen de Cristo de la Agonía hasta la ermita de Santa Anna.

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