Enrique Santafosta nos recibe en su despacho del Ayuntamiento de San Antonio de Benagéber pocas semanas después de recuperar la alcaldía tras la moción de censura. En esta entrevista el alcalde repasa con detalle el estado real en el que ha encontrado el Consistorio, los nuevos presupuestos aprobados en tiempo récord y los retos inmediatos en movilidad, servicios, urbanismo y grandes infraestructuras. Una conversación personal, directa y en profundidad sobre el futuro de uno de los municipios que más crece de la provincia.
Hace pocas semanas que ha vuelto al cargo tras la moción de censura. En una entrevista dijo que no sabían muy bien qué se iban a encontrar. ¿Qué se han encontrado realmente?
Sobre todo una parálisis y una dejadez de gobierno en todos los ámbitos, tanto en los servicios como en el personal. Cuando me marché la anterior vez dejamos los primeros pasos resueltos para reforzar la plantilla —la aprobación de la RPT—, pero después no se ha hecho nada: no se han convocado plazas, no se han mejorado servicios, no se han licitado contratos… En resumen, una parálisis gubernamental total.
Nos hemos vuelto a encontrar un Ayuntamiento desordenado. Solo hay que entrar en la plataforma de contratación del Estado: desde 2023 no se ha licitado nada. Contratos caducados, sin presupuestos… La principal carencia es no tener cuentas propias para desarrollar políticas públicas. A eso hay que sumar que no se ha avanzado en el Plan Edificant o en la Casa de la Cultura, que además se ha complicado al abandonarse la obra por parte de la constructora. Pero hemos demostrado que, con experiencia y decisión, en apenas dos meses hemos podido sacar los presupuestos adelante.
Dos años sin presupuestos ni inversiones ejecutadas. ¿Cómo ha sido montar unas cuentas en apenas 56 días?
Tomando decisiones. Había que ajustar ingresos y había que hacerlo sin cargar más impuestos al vecino. El anterior gobierno planteó crear una tasa de basuras: nosotros preferimos buscar ingresos en otros sitios. Ajustamos el IAE a las grandes empresas —que son quienes facturan más de un millón de euros— y el ICIO, que pagan quienes realizan obras, especialmente grandes constructoras. Tiene sentido adaptarlo porque generan un desgaste en el municipio. Así hemos podido equilibrar ingresos y gastos sin tocar directamente el bolsillo del vecino.
Una de las partidas que más llama la atención es el mantenimiento de edificios públicos, que pasa de 800 euros a 50.000. ¿Cómo puede ser que antes se destinara tan poco?
Por dejadez y falta de planificación. Cuando llegamos encontramos cisternas sin funcionar, baños averiados, puertas caídas, aires acondicionados rotos… La partida ejecutada en 2024 fue de 824 euros. Eso explica la situación de los colegios y edificios públicos. Era insostenible.
También han incrementado el gasto de personal en torno a un 20%. ¿Qué impacto tendrá en la gestión del municipio?
Muy grande. Este Ayuntamiento tiene prácticamente los mismos funcionarios que cuando había 5.000 habitantes, y ahora somos 12.000. Es imposible ofrecer servicios de calidad así.
Vamos a sacar oferta pública de empleo para cubrir plazas esenciales: servicios sociales, juventud, recursos humanos… No tenemos ni una persona en Recursos Humanos. Los servicios pasan por los funcionarios, y si no hay suficientes ni con la formación adecuada, la calidad baja. Esto va a cambiar.
¿Qué preocupaciones le han trasladado los vecinos en estas primeras semanas y cómo se han reflejado en los presupuestos?
Sobre todo la falta de servicios y el deterioro del municipio. Incluso las fiestas populares, que forman parte de nuestra identidad cultural, han estado mermadas. La gente nos lo decía: cabalgatas de Reyes muy pobres, fiestas sin nivel… No es cuestión de no tener dinero, es cuestión de gestionarlo bien. Hemos reforzado también esas partidas. En un presupuesto debe haber equilibrio: servicios, mantenimiento, cultura, identidad.
En movilidad, ¿cómo avanza la nueva salida hacia Montesano y el estudio del enlace entre la CV-35 y la CV-336?
El problema del enlace es que físicamente no hay espacio para grandes ampliaciones: las edificaciones y la rotonda están donde están. Por eso estamos planteando una solución a largo plazo: un paso inferior, un túnel que desvíe el tráfico y deje un bulevar más amable para los vecinos.
Respecto a Montesano, el día 10 se presenta el proyecto de la nueva salida en el Ayuntamiento, con el conseller Martínez Mus y los alcaldes de los municipios afectados. Como lo ejecuta la concesionaria, no la Conselleria, no requiere licitación y se moverá rápido.
La Casa de la Cultura acumula dos años parada. ¿Cuál es la situación?
Estamos en fase jurídica, recabando informes. Todo apunta a una resolución contractual por causa imputable al contratista. Habrá que resolver, revisar precios porque el proyecto es de 2020 y volver a licitar. Confío en que en siete, ocho o nueve meses podamos retomar la obra.
Eva Tejedor ha anunciado un nuevo partido, Unidos por SAB. ¿Cómo interpreta este movimiento?
No soy de hablar de otros partidos. Cada uno toma su camino. Sí creo que era lo único que le quedaba: ha pasado por AISAB, Vox, PP, Todos Somos SAB, UCIN… y ahora este.
Lo que no me cuadra es que se presente como independiente cuando se integra bajo el paraguas de la Unión Municipalista, con ideas progresistas. Y eso choca con muchos de los espacios políticos por los que ella ha pasado.
El presupuesto incluye 60.000 euros para el proyecto de urbanización de Montesano. ¿Cuál es el plan?
Montesano es una de las zonas más antiguas y parte de ella nunca se ha urbanizado. Son unidades de ejecución directa: le corresponde al Ayuntamiento impulsarlo. Es cierto que durante años hubo vecinos mayores o con dificultades y no era el momento de cargarles una urbanización. Pero ahora es el momento de hacerlo.
Hemos valorado el coste total, hemos dotado esos 60.000 euros y licitaremos el proyecto a inicios de año. Luego se urbanizará por fases hasta completar toda la zona.
A nivel de legislatura, ¿qué visión tiene para los próximos meses y para el futuro del municipio?
Tenemos varios ejes. El primero, el nuevo centro de salud: en diciembre se licita el proyecto y en los presupuestos de 2026 se incluirá su ejecución para 2027 y 2028. Será una realidad a mediados o finales de 2027.
El segundo eje es recuperar la Casa de la Cultura. Está al 50% y no puede seguir abandonada.
También estamos trabajando en instalaciones deportivas —nuevos vestuarios— y en la reforma del local del mayor de Colinas.
Además, queremos licitar la mejora de servicios, reasfaltar todo el casco urbano y activar los remanentes: casi 9,5 millones en inversiones pendientes. Nos quedan 14 meses pero vamos a ejecutar todo lo que podamos. Va a ser un año y medio frenético.