El Ministerio de Fomento se ha puesto el mundo por montera, y adjudicaba, por 19,5 millones de euros, su particular proyecto de ampliación de la V-21, que contempla la construcción de un tercer carril entre el Carraixet y Valencia, en contra del criterio del Ayuntamiento de Valencia. Una osada decisión para, según el ministerio, acabar con la congestión del tráfico que se forma en este tramo de la autovía, que soporta más de 70.000 vehículos al día, e incrementar la seguridad vial con la ampliación de una curva de radio reducido en el cruce sobre el ferrocarril.
Un proyecto de viabilidad camuflada que se llevaría a cabo a costa de arrasar la huerta valenciana, pero que además, con la adjudicación ya realizada, el Ministerio de Fomento ha querido blindar esta decisión unilateral. Y es que, ahora, cualquier cambio en el proyecto o la renuncia al mismo implicaría una indemnización millonaria a la empresa adjudicataria. Sin embargo, el equipo de Gobierno valenciano no se da por vencido y, en la reunión del próximo 10 de mayo, presentarán un proyecto alternativo, que reducirá plazos de tiempo y costes.Este estudio alternativo accede a la construcción del tercer carril, pero con unas condiciones que lograrían reducir en un 60% el impacto que sufrirá la huerta valenciana. Aun así, esta propuesta que sí que es apoyada por el PSPV, tampoco ha conseguido el consenso ni de sus socios de gobierno València en Comú, ni de diferentes asociaciones como ‘Per L’Horta’, que expresaron su indignación a través de su cuenta de Twitter: ‘Otro carril supone inyectar más automóviles en una ciudad que está apostando por reducir la presencia del automóvil. La obra de la V-21 esconde infraestructuras que preparan el futuro paso del AVE por l’Horta Nord, y un futuro acceso Norte al Puerto. Proyectos con impactos mucho mayores y con una fuerte oposición ciudadana’.El próximo 10 de mayo, el Ayuntamiento de Valencia presentará a Fomento un proyecto alternativo
Por el momento, la ampliación de la V-21, adjudicada por el Ministerio de Fomento, provocará el derribo de construcciones rurales, así como de acequias y caminos paralelos a la V-21, mediante la expropiación de 79.000 metros cuadrados de parcelasperteneciente a Valencia y Alboraya, que se lleva la peor parte, más ocho metros de reserva de dominio público. Por contra, el proyecto propuesto por el Alcalde de Valencia, Joan Ribó, salvaría una gran parte del terreno.En este sentido, Ribó intentará convencer a los responsables de Fomento de que esta alternativa conllevaría un menor impacto ambiental sobre una ‘huerta que es productiva y patrimonio de todos los valencianos, poniendo solución al cuello de botella que genera retenciones’. Así, desde el grupo Compromís apoyan el posicionamiento de Ribó al ‘defender que los políticos en las instituciones están para solucionar los problemas y abrir el diálogo siempre es bueno. Esta solución permite conciliar una infraestructura necesaria para la ciudad, como lo es la V-21 ampliada, sin tener que arrasar necesariamente con la huerta, como plantea el Ministerio. La propuesta municipal que defendemos permite recuperar el 60% de la huerta. Además de ser una solución viable, también es más económica’.La ampliación de la V-21, adjudicada por el Ministerio de Fomento, provocará el derribo de construcciones rurales