El runrún estaba ahí. La subida de tasas de Aena, declaraciones incendiarias, cierres de bases y recortes de asientos en aeropuertos regionales. La pregunta, era inevitable: ¿podía Ryanair dejar de operar en València? Hoy ya tenemos la respuesta que nadie quería aventurar y todos deseaban leer.
En este sentido, la aerolínea irlandesa ha confirmado hoy los recortes de capacidad en varios puntos de la red española, motivados por la subida del 6,62 % en las tasas aeroportuarias y por su pulso con el gestor, Aena. El ruido, lógicamente, era muy grande y la duda, legítima. València miraba de reojo porque Ryanair es un actor central en Manises y cualquier ajuste se hubiera notado considerablemente.
Pues bien, al final no ha pasado nada en clave valenciana y eso, precisamente, es mejor noticia que cualquier novedad. Ni la ciudad ni el aeropuerto han visto mermada su operativa esencial. Y eso, en plena planificación de la temporada de invierno, es oxígeno para el turismo, para el tejido empresarial y para miles de viajeros que usan Manises como puerta habitual de entrada y salida. Te lo explicamos todo:
Qué ha anunciado Ryanair y por qué se temía por València
Ryanair ha movido ficha con decisiones contundentes en diferentes regiones de España. Hablamos de cierres de bases, suspensión de rutas y un recorte relevante de asientos en algunos aeropuertos. El mensaje corporativo ha sido claro: con tasas más altas, menos inversión. Y con menos recursos, se han llevado a cabo ajustes donde el negocio es menos beneficioso.
Los movimientos anunciados son concretos. La aerolínea ha decidido cerrar su base en Santiago de Compostela, donde operaba con dos aviones, lo que supone la pérdida de una inversión de 200 millones de dólares en Galicia. También dejará de volar a Vigo a partir del 1 de enero de 2026 y a Tenerife Norte desde este mismo invierno. Además, mantiene paralizadas sus operaciones en Valladolid y Jerez, como ya ocurrió en verano.
A eso se suman los recortes de capacidad: Zaragoza pierde un 45 % de sus asientos, Santander un 38 %, Asturias un 16 % y Vitoria un 2 %. En total, más de un millón de plazas menos en los aeropuertos regionales españoles, con especial impacto en Canarias (600.000 asientos menos) y en la España peninsular (400.000 menos).
¿Dónde entra València en este tablero? En el centro de la foto, por cuota de mercado y por pujanza. La aerolínea concentra una parte muy relevante de la operativa en Manises, lo que explica las dudas iniciales. Si el tijeretazo se generalizaba, el aeropuerto podía verse afectado por efecto arrastre. Y no era una hipótesis agradable para nadie. Ni para las instituciones. Ni para el sector. Ni para los usuarios.
Aun así, la confirmación oficial ha despejado el horizonte. València no entra en el capítulo de recortes. La conectividad estratégica se mantiene y la programación de invierno continúa su curso. Con ajustes menores típicos de temporada, sí, pero sin ese golpe que durante horas se llegó a temer. Alivio general.
¿El cierre de los aeropuertos puede ampliar los viajes desde València y Alicante?
La pregunta puede ser incómoda, pero pertinente. Si hay aeropuertos con recortes, ¿podrían València y Alicante-Elche captar parte de esa demanda huérfana? La respuesta corta es sí, en parte. La respuesta larga, sin embargo, exige matices. Vamos con ellos.
Primero, proximidad y conectividad. Cuando un viajero pierde opciones en su aeropuerto de referencia, mira alrededor. Si València o Alicante ofrecen horarios competitivos y precios razonables, el desvío es plausible. Sobre todo en internacionales city-break y en rutas punto a punto con alta frecuencia. Aquí ambos aeropuertos juegan con ventaja por volumen y por red.
Segundo, barreras reales. No todo el mundo está dispuesto a desplazarse 100 o 200 kilómetros para volar. El coste añadido del viaje por tierra, el tiempo invertido y la comodidad pesan. Aun así, para perfiles sensibles al precio, la ecuación puede cuadrar. Más si la alternativa local se ha quedado sin low cost o con pocas frecuencias.
Tercero, efecto red y calendario. Si Ryanair y el resto de aerolíneas refuerzan plazas donde hay demanda sólida, València y Alicante pueden actuar como válvula de escape del sistema. No será un aluvión, pero sí un goteo constante que, sumado, llena la botella. Especialmente en festivos, puentes y picos de temporada.
Con todo esto, Ryanair mantiene su pulso, Aena sostiene su hoja de ruta y el Gobierno entra en la discusión regulatoria. Habrá recursos, declaraciones y nuevas programaciones por tramos. En paralelo, los aeropuertos que quedan fuera de los recortes, como València, se preparan para absorber demanda y consolidar su posición.
En resumen. Se encendió la alerta y se temió lo peor. Pero en València no habrá recortes. Manises conserva su operativa clave y la temporada de invierno sigue en pie. Buenas noticias, por fin, en medio del ruido. Y sí, estaremos vigilando por si el tablero vuelve a moverse.