El pasado sábado 22 de noviembre, La Saïdia Comuna organizó un acto de apoyo a las cuatro vecinas que quedan en la Finca Groga para dar a conocer este caso y otros parecidos que hay en el distrito. Se repartieron unos 400 folletos cómo este con información sobre lo que está pasando en el edificio y se animó a todo el vecindario a hacer piña con las vecinas en el caso de que empiezan las obras.
"En noviembre de 2023, el Ayuntamiento de València del PP dio una licencia de obra vinculada a un cambio de uso del edificio, de residencial a hotelero, a la empresa madrileña OVRE S.L., todo sin comprobar que había personas con contrato de alquiler de renta antigua que podían continuar viviendo en la finca siempre que quisieran. La normativa actual no permite la coexistencia de la actividad hotelera con la residencial, por lo tanto, el Ayuntamiento incumplió su propia normativa.Despreciando completamente los derechos adquiridos de las vecinas, priorizó los intereses de la propiedad, que empezó a expulsar a las inquilinas de los 20 pisos de la finca, rescindiendo los contratos y a cambio de dinero. En 2024, la empresa vendió la finca a Matas Aremuns S.A., Naves y Tochos S.L. y Explotaciones Catel S.L., que llegan desde Cataluña".
Así, continúan que "por mayo de 2025, después de meses de presiones, ofertas de dinero y amenazas de empezar unas obras que preveían echar abajo la única escalera del edificio y convertir uno de los patios interiores en otra escalera, las cuatro vecinas que quedaban pidieron por registro de entrada al Ayuntamiento, primero que anulara la licencia de obra y cambio de uso, y después que la declarara caducada, puesto que hacía más de seis meses que se había concedido y no habían empezado las obras. Viviendo meses con incertidumbre, con la presión de la propiedad y sin recibir ningún aviso del Ayuntamiento (a pesar de haberlo pedido explícitamente como parte implicada), a mediados de noviembre las vecinas descubren que el Ayuntamiento había anulado la licencia de obra caducada, no sin antes haberles concedido otra para reforma integral. Esto coincide con el relato que las empresas han dado últimamente a las vecinas, afirmando que ahora quieren reformar todo el edificio y poner el alquiler los pisos por más de 2000 euros. Como para apartamentos turísticos de lujo de larga estancia (más de once días), no hace falta ninguna licencia especial, La Saïdia Comuna no tiene ninguna duda de que los destinarán a eso. Incluso, si con este movimiento consiguen que las vecinas se vayan, podrían volver, ahora sí, a pedir la licencia hotelera".
Un caso paradigmático de la Saïdia, pero la asamblea de barrio prevé que vendrán más
Después de la fuerte oposición vecinal que consiguió parar el proyecto de macrohotel en las Naves de Guatla, han surgido más proyectos hoteleros que ya están en marcha, como el de Maximilià Thous/Benipeixcar (a pesar de la campaña de alegaciones que promovió La Saïdia Comuna) y la asamblea vecinal afirma que tiene localizados numerosos edificios completamente vacíos que han sufrido el mismo proceso de expulsión de vecindario que la Finca Groga y que han comprobado que también son propiedad de empresas hoteleras.
La Saïdia Comuna afirma que tampoco se puede olvidar el rápido aumento de bajos turísticos como los que hay justo al lado y frente a la Finca Groga, o a lo largo de toda la calle Visitació y, ya cada vez más, por todas las calles del distrito. Este proceso de turistificació va acompañado de una subida constante de los precios de la vivienda y de la desaparición de comercios de toda la vida que, dicen, no están dispuestas a aceptar.
Las demandas de La Saïdia Comuna
- Que el Ayuntamiento revoque la licencia de obras en el edificio (que, de manera encubierta, hará que se destine a apartamentos turísticos), para proteger el vecindario frente a los intereses del capital y la mercantilización de nuestras casas.
- Que el edificio vuelva a estar lleno por vecinas, como lo ha estado siempre, y que se deje de especular con la vivienda, puesto que es una necesidad y no un privilegio.
- Que el vecindario se organice para luchar contra la especulación, la turistificació y contra el dinero como único prisma para ver las relaciones humanas.
Bajo el lema: “¡Queremos un barrio para quien lo habita, no para los turistas!”, animan al vecindario a difundir el caso y a unirse a la lucha vecinal por la vivienda.