La vuelta al cole llegaba con la lupa puesta en las obras de Pérez Galdós y Giorgeta, la mayor intervención urbana en décadas. Y pese a los temores, el arranque del curso se ha saldado con normalidad, menos tráfico y pocas incidencias. Según los datos municipales, el tráfico se redujo un 4 % respecto al inicio de curso del año pasado, en buena parte gracias al despliegue de la Policía Local, que situó a 52 agentes en cruces y desvíos clave para agilizar la circulación.
En los tramos afectados, el tráfico fue denso en momentos puntuales, pero sin incidentes reseñables. La presencia policial permitió dar fluidez a los desvíos e itinerarios alternativos, una estrategia que lleva meses preparándose. De hecho, desde julio, un 40 % de los conductores habituales ya ha optado por rutas alternativas o por usar EMT.
El refuerzo en los colegios y el llamamiento al transporte público
El operativo extraordinario en Pérez Galdós y Giorgeta se coordinó con el habitual despliegue de la Policía Local en los entornos escolares: 134 agentes controlaron accesos y salidas de más de 500 colegios, reforzando la seguridad en la primera jornada del curso.
El Ayuntamiento insiste en su llamamiento a la ciudadanía para que siga apostando por el transporte público y las rutas alternativas, especialmente las Grandes Vías y la ronda sur. “La colaboración y la previsión son claves para que la ciudad funcione durante las obras”, subrayaron desde Movilidad.
La transformación urbana más ambiciosa en años
Las obras de reurbanización de Pérez Galdós y Giorgeta comenzaron en junio y suponen la mayor actuación urbana en València en las últimas dos décadas. El proyecto prevé convertir estas avenidas en espacios más verdes y habitables, con amplias aceras, zonas ajardinadas y asfalto fonoabsorbente para reducir la contaminación acústica.
El reto ahora es compaginar la movilidad diaria con una transformación que cambiará por completo la fisonomía del eje. De momento, la vuelta al cole deja un primer balance: con menos tráfico, refuerzo policial y vecinos que empiezan a adaptarse, València supera su primera gran prueba de fuego en plena obra.