Septiembre llega y, con él, la temida vuelta al cole. Una vuelta que este año viene más cara de lo habitual y que, otra vez, pone a prueba la economía de muchas familias valencianas. Porque sí, ya no es solo el material escolar, ahora la tecnología se ha convertido en la gran protagonista del curso.
Según una encuesta de Ipsos para Back Market, el mayor marketplace del mundo especializado en tecnología reacondicionada y verificada, dos de cada tres familias han gastado más que el año pasado en dispositivos educativos. Y lo más preocupante… casi la mitad ha terminado tirando de ahorros para poder llegar.
En este contexto, los portátiles son ya el dispositivo estrella en las mochilas digitales, por encima incluso de las tablets o los móviles. El gasto medio se mueve entre los 251 y los 500 euros por persona, aunque hay familias que superan los 750 euros solo en tecnología. Una cifra que, comparada con los 553 euros de gasto medio anual en educación por hogar en España (sin contar tecnología), pone sobre la mesa un cambio total de prioridades. Al final, la tecnología ya no es un extra, es el nuevo libro de texto.
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El gasto en tecnología educativa golpea a las familias valencianas
El gasto tecnológico se ha convertido en un quebradero de cabeza. Un 47 % de los hogares reconoce que ha tenido que recurrir a sus ahorros para afrontar la compra de dispositivos. Otro 43 % admite que el esfuerzo es demasiado grande en función de sus ingresos. Y no sorprende que casi un 30 % haya pospuesto o cancelado alguna compra tecnológica en los últimos seis meses.
La inversión, además, crece año tras año. Portátiles (43 %) y tablets (29 %) concentran el grueso del gasto, mientras que el móvil queda relegado a un papel muy secundario (8 %). La digitalización de las aulas marca la pauta, y las familias intentan adaptarse como pueden, a costa de su bolsillo.
Los organismos internacionales ya advierten de las consecuencias. Según la OCDE, la desigualdad en el acceso a la tecnología puede ensanchar la brecha educativa entre estudiantes de entornos con más y menos recursos. Y los datos valencianos no hacen más que confirmar esa tendencia.
El auge de la tecnología reacondicionada como alternativa de ahorro
En medio de este escenario, el reacondicionado se abre camino. El 54 % de los hogares de la Comunitat Valenciana se siente cómodo comprando dispositivos reacondicionados, por delante incluso de otros gastos tradicionales de la vuelta al cole como la papelería o la ropa.
El atractivo principal es evidente: el precio. Un 78 % lo señala como la gran ventaja, aunque también aparecen motivos como la sostenibilidad (46 %), la garantía (29 %) o la fiabilidad del rendimiento (26 %). Incluso un 20 % reconoce que lo elige por acceder a modelos descatalogados.
Eso sí, el ahorro todavía es limitado. La mitad calcula que puede reducir entre 0 y 100 euros frente a un dispositivo nuevo. Un 36 % habla de entre 101 y 200 euros. Y apenas un 10 % cree que puede ahorrar más de 200 euros. Aun así, cada euro cuenta cuando el gasto se dispara.
Compras más planificadas y equipos que duran más
La encuesta también refleja un cambio en los hábitos de consumo. Cada vez más familias planifican y buscan gangas. Un 32 % ya había adquirido sus equipos tecnológicos a principios de julio, y un 63 % espera a rebajas o promociones para decidirse.
Otro dato relevante: se intenta alargar la vida de los dispositivos. Solo un 13 % de las familias renueva cada año. La mayoría (29 %) aguanta tres o más cursos y un 23 % no cambia hasta que el aparato deja de funcionar. Cada curso extra de uso se traduce en un respiro para la cartilla.
En definitiva, los hogares ajustan sus decisiones como pueden, pero el esfuerzo económico sigue siendo enorme. Y el reacondicionado aparece como el aliado que ayuda a cuadrar cuentas.
La vuelta al cole: un problema que se extiende a toda España
Lo que pasa en la Comunitat es reflejo de lo que ocurre en todo el país. A nivel nacional, el 70 % de los hogares ha incrementado su gasto en tecnología para la vuelta al cole y casi la mitad ha tenido que recurrir a sus ahorros.
La presión social también juega un papel. Casi la mitad de los padres reconoce sentir presión, ocasional o frecuente, por parte de otros progenitores respecto al tipo de tecnología que compran para sus hijos. Y los propios estudiantes no se libran: un 59 % admite sentir la necesidad de tener el equipo más moderno, aunque eso suponga aplazar compras o vaciar ahorros.
La conclusión es clara: la tecnología se ha convertido en un requisito básico para estudiar. Pero no siempre es accesible. Y ahí es donde alternativas como el reacondicionado empiezan a marcar la diferencia.
La vuelta al cole de 2025 no solo habla de mochilas y uniformes… también de portátiles, tablets y de cuánto aguanta la cartera.