Sociedad

“Los incendios se evitan en invierno”: esto es lo que advierten los expertos

Hablamos con Antonio Tortosa, vicepresidente de la Asociación Española de Sociedades de Protección contra Incendios, que nos da las claves de la crisis forestal que azota a la Comunitat Valenciana y al país

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Helicópteros en el incendio forestal de Simat (Rober Solsona-Europa Press)

El verano de 2025 ha vuelto a poner a prueba a la Comunitat Valenciana frente al fuego. Aunque la superficie quemada ha sido menor que en años anteriores, la sensación es de máxima tensión. El incendio de Teresa de Cofrentes arrasó 504 hectáreas y obligó a desalojos, el de Artana, en plena Sierra de Espadán, movilizó hasta trece medios aéreos, y en Utiel las llamas obligaron a desplegar brigadas y voluntarios durante toda la tarde.

En la provincia de Alicante tampoco hubo tregua. El fuego de La Encina (Villena) calcinó 56 hectáreas, mientras que en Ibi las llamas arrasaron 185 hectáreas del Parque Natural de la Font Roja. A estos episodios se añadieron conatos en Llombai, Bicorp, Callosa d’en Sarrià, Chelva, Torralba del Pinar o Puebla de San Miguel, que pudieron controlarse en pocas horas pero que mantuvieron en vilo a vecinos y servicios de emergencia.

En este contexto, Antonio Tortosa, vicepresidente de la Asociación Española de Sociedades de Protección contra Incendios (Tecnifuego), advierte de que la raíz del problema sigue siendo la misma: la falta de prevención y el abandono del monte.

Bomberos trabajan en el incendio forestal de Artana

Estas son las causas de los incendios en la Comunitat Valenciana

“Este verano se nos ha juntado todo”, resume Tortosa al analizar el origen de los incendios. El experto señala que los bosques siguen en gran medida abandonados, que la primavera lluviosa disparó el crecimiento de pasto que ahora se convierte en combustible, y que a ello se han sumado unas temperaturas extremas, con humedad mínima y viento seco, que hacen aún más difícil cualquier intento de control. También las tormentas secas han tenido un papel determinante, como ocurrió en Teresa de Cofrentes, donde un rayo desencadenó el fuego. Y, por si fuera poco, Tortosa advierte de que cada verano siguen apareciendo incendios provocados, “y eso, con las condiciones actuales, multiplica el peligro”, asegura.

Para el experto, el error es de calendario: se intenta combatir el fuego cuando ya arde, en lugar de trabajarlo a lo largo del año. “Los incendios se apagan en invierno. El bosque debe limpiarse y cuidarse todo el año, no solo cuando llega el verano”, insiste.

A esta situación se suma la falta de recursos. “Los medios son los que son y, si además algunos están inutilizados por reparaciones, la capacidad de reacción se reduce aún más”, lamenta.

No obstante, Tortosa destaca la llegada de apoyo internacional. “Alemania nos ha ayudado con 61 brigadistas y 21 vehículos. Eso nos anima y nos da fuerzas para seguir luchando contra el fuego”, comenta.

Vivir junto al monte: qué pueden hacer los vecinos para protegerse de incendios

Las urbanizaciones pegadas al monte se han convertido en uno de los puntos más frágiles. El vicepresidente de Tecnifuego recuerda que existe una norma básica: 300 metros de distancia entre las viviendas y la masa forestal. “Es fundamental que los ayuntamientos exijan y comprueben que se cumple”, señala.

El experto también insiste en la necesidad de infraestructuras. Una red de hidrantes operativa puede marcar la diferencia en la rapidez de la extinción. “Si no tenemos hidrantes, los tiempos de respuesta se alargan y el fuego avanza sin control”, avisa.

A nivel doméstico, Tortosa apela a la responsabilidad de los vecinos. Recomienda plantar especies poco inflamables, mantener limpias parcelas y jardines y disponer de medios básicos para sofocar un conato. “Si todos ponemos de nuestra parte, podemos reducir mucho el riesgo. No se trata solo de grandes políticas, también de responsabilidad individual”, defiende.

Tecnología frente a los incendios: útil, pero no milagrosa

La innovación tecnológica avanza, pero no es la panacea. En distintos puntos del país ya se prueban detectores inteligentes con sensores de infrarrojos instalados en árboles, capaces de anticipar cambios de temperatura. “Se está trabajando en ello, pero aún no se ha extendido. De momento se prueba en algunos lugares, no está en explotación masiva”, explica el experto.

Los drones también se suman como aliados para vigilar áreas de difícil acceso y localizar focos de riesgo. “Pueden detectar temperaturas y localizar zonas de mayor riesgo, y eso es importante”, reconoce Tortosa.

Aun así, vuelve al mismo punto: nada sustituye a la prevención. “Podemos tener la mejor tecnología del mundo, pero si el bosque está sucio y abandonado, arderá igualmente. Ninguna tecnología sirve si no se limpia y se cuida el monte”, sentencia.

En conclusión, el verano deja un mapa de cicatrices: 504 hectáreas arrasadas en Teresa de Cofrentes, 185 en Ibi, 56 en Villena, además de los focos de Artana, Utiel o Llombai. En total, la Comunitat suma 291 hectáreas quemadas hasta agosto, menos que en 2024 o 2023, pero suficientes para reabrir el debate.

El mensaje de Antonio Tortosa es claro: la prevención debe ser la gran prioridad, y no basta con confiar en medios extraordinarios cuando las llamas ya avanzan. “Los incendios no se apagan en verano, se apagan en invierno”, insiste. Una frase que resume la urgencia de actuar ya, antes de que el próximo verano vuelva a repetirse la misma historia.