La Dirección General de Tráfico (DGT) se prepara para dar un nuevo giro a la seguridad vial con una reforma del Reglamento General de Circulación que cambiará la forma de conducir en España. El organismo lleva más de cuatro años ultimando esta ambiciosa actualización normativa, un conjunto de medidas que buscan reducir la siniestralidad y proteger a quienes más riesgos asumen en las vías, como peatones, ciclistas, conductores de vehículos de movilidad personal (VMP) y profesionales del transporte urbano.
El primer borrador del real decreto se sometió a información pública durante el verano de 2024, y tras recibir cientos de aportaciones de entidades y particulares, el texto continúa su tramitación en distintos ministerios antes de ser aprobado definitivamente por el Consejo de Ministros. Si todo va según lo previsto, entrará en vigor el 2 de enero de 2026.
Una de las novedades más relevantes es la obligatoriedad del cinturón de seguridad en ciudad para profesionales como taxistas, repartidores y profesores de autoescuela, un requisito que hasta ahora no existía en las calles urbanas. Solo estarán exentos los conductores y pasajeros de vehículos de urgencia, los ocupantes de ambulancias asistenciales y los niños que midan menos de 1,35 metros, que deberán viajar en los asientos traseros de los taxis.
El reglamento también incorpora normas más estrictas para adelantar vehículos inmovilizados en carretera por avería, siniestro o por prestar algún servicio de urgencia o mantenimiento. En estos casos, será obligatorio mantener al menos 1,5 metros de distancia de seguridad y reducir la velocidad al menos 20 km/h por debajo del límite permitido, incluso si es necesario invadir parcialmente el carril contrario.
El borrador del Reglamento también incluye otras disposiciones importantes. Por ejemplo, prohíbe estacionar vehículos de al menos cuatro ruedas cerca de pasos de peatones, para mejorar visibilidad y accesibilidad, y da a los ayuntamientos dos años para aplicar esta norma.
Además, permite regular la subida y bajada de personas con movilidad reducida o mayores y elimina la obligación de mostrar la etiqueta ambiental, que sí aparecía en borradores anteriores. También, se permitirá estacionar vehículos para ejercer actividades comerciales de venta, una novedad respecto al primer borrador.
Vehículos de movilidad personal, motoristas y ciclistas
Los vehículos de movilidad personal, y en particular los patinetes eléctricos, tendrán que mantener encendido el alumbrado, una obligación que durante el día se aplicará un año después de la entrada en vigor del nuevo reglamento. Además, quienes tengan movilidad reducida y circulen a “paso de persona” en un VMP serán considerados peatones, lo que les permitirá transitar por aceras y zonas peatonales bajo ciertas condiciones.
Asimismo, se prohíbe que los VMP circulen por carriles VAO (vehículos de alta ocupación), con sanciones de 200 euros. Por otra parte, los conductores profesionales de motos, ciclomotores, bicicletas y VMP deberán usar chaleco reflectante de alta visibilidad, tanto en ciudad como en carreteras y travesías, reforzando su seguridad en trayectos de alta velocidad o visibilidad reducida.
En el caso de ciclistas y motoristas, la DGT mantiene que siempre deben llevar casco, eliminando la excepción para quienes tuvieran certificados médicos que justificaran no hacerlo. Si bien se descarta obligar a cascos integrales o modulares, sí que se exige que los cascos estén adecuadamente abrochados. También mantiene la obligación de guantes y calzado cerrado para todos los motoristas y ciclomotoristas.
Los ciclistas, por su parte, podrán circular “en columna de a dos” por el arcén y deberán cumplir la normativa de casco de protección, y se elimina la excepción para los profesionales que entrenen o compitan, garantizando una mayor uniformidad en la seguridad vial. Además, los peatones verán ampliada su prioridad de paso, ya que no solo tendrán preferencia en filas escolares o comitivas organizadas, sino también cuando transiten unidades militares a pie.
Medidas para personas mayores
Otra de las reformas destacadas de la DGT es la implantación de un nuevo sistema de control para conductores mayores de 65 años, que sustituye la retirada automática del carnet por restricciones individualizadas. Este modelo permite evaluar caso por caso el estado físico y cognitivo de cada conductor, introduciendo limitaciones adaptadas a sus capacidades, como prohibición de circular de noche, límites geográficos, obligación de conducir acompañado o el uso obligatorio de gafas o audífonos.
Actualmente, más de cuatro millones de personas mayores de 65 años siguen conduciendo. La DGT subraya que el objetivo no es sancionar, sino garantizar la autonomía y la movilidad de los mayores, sin comprometer la seguridad vial. De hecho, los informes del organismo destacan que los conductores mayores no provocan más accidentes que los jóvenes, compensando la pérdida de reflejos con experiencia y prudencia.
La DGT aplicará estas medidas de forma progresiva, vinculándolas a la renovación de permisos de conducción, con el objetivo de aumentar la seguridad vial y proteger a los colectivos más vulnerables en todas las vías. Según el organismo, estas reformas buscan combinar seguridad, prudencia y movilidad, adaptando la legislación al contexto actual de tráfico urbano y carretera, donde conviven diferentes tipos de vehículos y usuarios.