Ni uno, ni dos, ni tres. Cinco son los retos que se marca el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig de cara a los próximos tres años que quedan de esta legislatura, la cual ya es su segunda, y como todo pare, no será la última a la cual se presentará como candidato a la presidencia. Sin embargo, al margen de la reconstrucción de la sociedad y la economía valenciana así como el funcionamiento natural de los sectores productivos valencianos y su transformación hacia un modelo más sostenible, más ver y más ecológico, el presidente Puig asume algunos retos, cinco en concreto, de cara a los tres años que le quedan al frente del máximo órgano institucional valenciano como es la Generalitat Valenciana.
Por orden, el primer reto se trata de superar la España macrocefalia "del centralismo ineficiente", concretamente, con una visión más allá del M-30, puesto que el mismo presidente admite que "la España vista desde el M-30 no es la España real". De este modo, ¿qué propone Puig para superar el centralismo español? La solución es fácil y ya hace tiempo que está de trabajo: la "Commonwealth mediterránea". Parecía que toda comunicación entre ambos gobiernos, el catalán y el valenciano, estaban congeladas, paradas e incluso sin ánimo de colaborar, dialogar ni cooperar. Sin embargo, despacio, se van encendiendo de nuevo esas conversaciones y el Consell valenciano ha roto el hielo con la institución gubernamental catalana para empezar la colaboración institucional en diferentes ámbitos, desde Memoria Democrática hasta las relaciones comerciales, el espacio radiotelevisivo así como la comunicación en la lengua propia del territorio común. De este modo, y bajo el nombre de la "Commonwealth mediterránea", el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, reivindica la vía valenciana para abordar las reformas que necesita España. La 'La Ví
a Valenciana para una España de Españas' de Puig señala la necesidad de afrontar cambios en el modelo territorial y en la financiación autonómica para garantizar una auténtica equidad entre territorios.
Además, respecto a la apuesta de Puig por la cogobernanza, la Vía Valenciana de colaboración entre territorios vecinos se enmarca en una España necesitada de una reforma territorial profunda dirigida "hacia la España de las Españas" que corrija la acumulación centralizadora de poder de Madrid "poniendo fin al abuso de este efecto capitalidad que convierte Madrid en una gran aspiradora de recursos e infraestructuras, de población, de órganos e instituciones públicas y privadas, de funcionarios estatales, de contratación pública y de redes de influencia". Según señala Ximo Puig, "mientras llega la reforma de la Constitución, que permita el cambio de modelo territorial, apostamos para construir un federalismo práctico, desde la gobernanza compartida".
Por otra parte, respecto al tercer reto de Puig, conseguir la España equitativa de la financiación justa y la armonía fiscal, pasa por la defensa de un nuevo sistema de financiación autonómica así como la lucha contra la infra financiación del territorio valenciano que en datos, este mismo año, cada valenciana y valenciano ha recibido 237 euros menos que la media de ciudadanos del Estado, o 839 menos que la autonomía mejor financiada, lo cual equivale a un 10% y 29% menos de recursos, respectivamente. En esta misma línea va la lucha de Puig contra el dumping fiscal de Madrid, y es que cuando al presidente se le pregunta sobre esta situación, Puig es más que claro, puesto que considera insoslayable el debate sobre "el 'dumping' fiscal de Madrid" y defiende el modelo alemán de descentralización. En esta cuestión, Puig anticipó el debate sobre el cual califica de dumping fiscal de Madrid para rebajar impuestos gracias a los beneficios que le procura el efecto capitalidad, creando una competencia injusta con otras comunidades autónomas. En consonancia con esto, Puig asegura que "hay muchas presidencias que entienden esta cuestión", pero otra cosa es que haya "limitaciones basadas en una orientación ideológica". "En el fondo, todos somos conscientes que tenemos que abordar la financiación autonómica y la reforma fiscal y además, hay algunos impuestos estatales derivados en las comunidades autónomas que hasta que no se resuelva la base del problema tendrían que ser armonizados", comenta Puig en una entrevista.
Como cuarto y quinto reto, Puig defiende el hecho de atender la España invisibilizada así como oxigenar la España despoblada del invierno demográfico. En esta ocasión, el presidente responde a la necesidad de abordar el tema del despoblamiento, una hoja de ruta de la lucha contra la despoblación, una acción que ya lleva combatiendo un tiempo el Consejo del Botánico. Sin embargo, en cuanto a la lucha por la despoblación, el modelo de gobierno de Puig suma la cogobernanza para hacer frente a este problema. De este modo, Ximo Puig apuesta por la acción conjunta de la Generalitat, los ayuntamientos y las diputaciones, y las políticas de ocupación para frenar la despoblación, una serie de políticas que avanzan con la creación de la Agencia Valenciana Antidespoblamiento encabezada por Jeanette Segarra.
Así, Puig, con un decálogo a medias sobre los retos que encabeza de cara a los próximos tres años de legislatura, encara la solución en la España macrocefalia del centralismo ineficiente, conseguir la España equitativa de la financiación justa y la armonía fiscal, avanzar en la España cogobernada, atender la España invisibilizada y oxigenar la España despoblada. Sin duda, cinco retos a los cuales tres años son pocos para adoptar las medidas y las soluciones pertinentes, pero que con iniciativa, políticas directas y sobre todo con una buena gestión se pueden llegar a buenas acciones.