Ocio

Tres siglos de historia al galope de las Corregudes de Joies de Pinedo

Esta competición ecuestre, declarada Fiesta de Interés Turístico Provincial, se celebra en la playa de Pinedo del 15 al 17 de agosto

Paula Picher

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Jinetes y caballos participantes en las Corregudes de Joies de Pinedo

Durante el mes de agosto, València se convierte en una constante vorágine de color, música, alegría y, por supuesto, tradición. Las culpables de que la provincia asuma tales características en el último mes del estío son las fiestas patronales que los centenares de municipios y pedanías de la provincia celebran para homenajear a su patrón y despedir el verano.

Entre ellas, destaca una festividad única, que se ha llevado a cabo durante tres siglos y de forma ininterrumpida. Sobre la arena de la playa de Pinedo, tiene lugar cada agosto las tradicionales Corregudes de Joies; una celebración que combina el deporte con la historia valenciana. Este año, las carreras ecuestres se podrán disfrutar los días 15, 16 y 17 de agosto a partir de las 18 horas en la Cruz de la Concha.

La competición, que fue declarada Fiesta de Interés Turístico Provincial por parte de la Generalitat Valenciana en marzo de 2022, destaca por ser el único espectáculo que se ha mantenido en las poblaciones sureñas cercanas a la capital. De hecho, Pinedo suma esta tradición a su Festa Grossa, por lo que la oferta festiva, cultural y de ocio en el municipio pasa a ser una de las más atractivas en la provincia durante este mes de agosto.

Para el Ayuntamiento de València, ésta “es una fiesta ya centenaria en el pueblo y merece su reconocimiento como bien de interés turístico provincial”. De hecho, jinetes y amazonas se reúnen desde hace más de 150 años en esta zona costera para ofrecer una exhibición sin precedentes, que es posible gracias a su complicidad con el equino. Y, añaden: “es una fiesta arraigada en l’Horta y en sus tradiciones que pone en valor al pueblo de Pinedo, así como reconoce el valor cultural y popular de sus fiestas”.

¿En qué consisten las Corregudes de Joies?

La fiesta, que data del siglo XVIII, consiste en una carrera de 700 metros en la que los participantes, a lomos de un majestuoso caballo, compiten por una joya  ligada al cuello. Ésta no se trata de una simple baratija de bisutería, sino que la “joia” es un pañuelo de seda de diferente color sobre una corona de laurel que antiguamente se regalaba a la mujer amada al finalizar la competición. Una costumbre que todavía se mantiene en Pinedo.

Las "joies" en la Correguda de Joies de Pinedo

Lo más llamativo en las Corregudes de Joies es que el jinete debe montar sin silla, tal y como dicta la tradición. Así galopaban sobre el animal ecuestre los agricultores y labradores de la zona, conocidos como los verdaderos impulsores de estas carreras en el marco de sus fiestas populares.

El nombre de esta celebración proviene del premio que se entrega a los ganadores: el citado pañuelo de seda. Uno de estos accesorios se utilizará para engalanar el cuello del caballo ganador y, el otro, para el jinete que se alza sobre el triunfo.

La Huerta: el origen de esta festividad

Durante el siglo XVIII, las Corregudes de Joies se celebraban en la huerta al ritmo del tabalet y la dolçaina. Pinedo se alza como la única población valenciana que ha continuado con esta tradición de manera ininterrumpida, a excepción del año 2020, marcado por la crisis sanitaria del Covid-19.

En sus orígenes, tres carcasas anunciaban el comienzo de los festejos. Este sonido daba paso a que los jinetes, vestidos con la indumentaria clásica de la huerta valenciana -camisa, alpargatas y faja- y, llevando al caballo del ramal, realizasen una vuelta de reconocimiento por el recorrido de la prueba para examinar el terreno.

Tradicionalmente, las carreras solían desarrollarse durante tres días consecutivos, en las que se celebraban dos, tres o cuatro competiciones diarias, según el interés y rivalidad de los participantes. La Correguda de Joies ha adquirido tanta entidad y magnitud a lo largo de los años que, a día de hoy, en la pedanía perdura el nombre de algunos jinetes como ‘Lagartijo’ o ‘Pepe el Garrit’.