Medio ambiente

La Emergencia Climática, en el día a día de las administraciones valencianas

Tant des de l'àmbit autonòmic com provincial i local, s'han manifestat diferents governs sobre el seu compromís en la lluita contra el canvi climàtic

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"Digamos las cosas por su nombre. El cambio climático ya se ha transformado en emergencia climática". Así se pronunció en la primera sesión de investidura el que sería, unas horas después, de nuevo President de la Generalitat Valenciana. Ximo Puig propuso, en ese mismo pleno, que "las Corts declare la emergencia climática en la Comunitat Valenciana", algo que, apuntó, "en si misma no es suficiente" pero da "motivos para pasar a la acción".

El hemiciclo valenciano declaró ese estado de emergencia poco después, el seis de septiembre de 2019. Sólo 11 días después lo hacía el parlamento español. Se trata de una 'excusa' para contextualizar y establecer una base que propicie la instalación de medidas que afronten, de forma efectiva, el cambio climático. Un intento de frenar o apaciguar un cambio que es ya inevitable, pero sí 'suavizable'.

De farolas a coches

En la capital de la Comunitat, València, hay diversas medidas enfocadas a esta emergencia. Una de las más notorias, tanto para el bolsillo del Ayuntamiento como para el día a día de los vecinos y vecinas, es la renovación del alumbrado público. Gracias a un crédito europeo con condiciones ventajosas -podrá devolverse sin intereses y saldrá 'gratis', pues se pagará con el ahorro generado-, el consumo se reducirá en más de un 80% sin perder iluminación en las calles.

Un total de 11.126 farolas van a ser renovadas con nuevas bombillas led, además de cambiar la distribución del foco de luz, para que no se pierda energía hacia el cielo. Esto, unido a la eliminación de algunos puntos de luz que no son necesarios -en fachadas, por ejemplo-, supondrá disminuir el consumo medio de 2005,77 Kw a 256,17; una reducción del 87,22%. Hay que unir a esto la instalación de placas solares en pérgolas y edificios públicos, con vistas a la posible creación de una empresa pública de energía en el futuro.

Fue el 26 de septiembre, 20 días después de la Declaración de la Comunitat, que el Ayuntamiento de València se adhirió a la Alianza por la Emergencia Climática, para reconocer "el estado" en el que se encuentra el planeta. "València declara la Emergencia Climática", podía leerse ese día en una pancarta colgada de la casa consistorial.

Con ello, el Ayuntamiento se sumó a una serie de compromisos políticos, que deberán garantizar la reducción de emisión de gases de efecto invernadero, hasta llegar a un "balance neto cero" en el año límite de 2040.

Grandes y pequeñas administraciones

Diversas formaciones, como Compromís en Paiporta o Paterna, o ONG como Democràcia en Verd, han exigido este tipo de declaraciones y compromisos en los distintos ámbitos administrativos. También la Diputació de València, el hemiciclo provincial de las localidades valencianas, declaró el 24 de septiembre la Emergencia Climática. Lo hacía, además, en un contexto de valorar los daños de la DANA, un evento climatológico que, apuntan los expertos, será cada vez más común y destructivo a causa del cambio del clima. En el ámbito de la Diputación, esta declaración se traduce en apoyar medidas locales pero, además, en reclamar mayores medidas a los distintos gobiernos.

El cambio climático ha cobrado la suficiente importancia para que no solo se refleje en medidas aisladas, sino en cuestiones concretas e incluso en las denominaciones de las concejalías de los distintos municipios. En Mislata, por ejemplo, al constituirse la nueva corporación se conformo la concejalía de Medio Ambiente y Cambio Climático, desde la que esperan hacer un trabajo transversal. Un ejemplo de ello es trabajar con la concejalía de Tecnología e Innovación para avanzar en la Agenda 2030, y así encontrar soluciones a la lucha contra el cambio climático.

También con otros nombres, como Transición Ecológica, han recogido ayuntamientos como el de Quart de Poblet, Paterna o Burjassot su lucha contra el cambio climático. En la mayoría de municipios de la Horta, se recoge el compromiso, cada vez más demandado por la población, de poner pedidas para paliar el calentamiento global.

Una urgencia probada

Aunque las medidas son de manifiesta necesidad y urgencia, estas no pueden ir dedicadas a evitar el cambio climático; es imposible. Según el último informe del Panel Internacional del Cambio Climático (IPCC), dependiente de la Organización de las Naciones Unidas, el aumento del nivel del mar -una de las consecuencias ya contrastables-, será algo continuado e imparable. El clima tiene un efecto de 'resilencia', en el que los cambios se dilatan durante largos períodos de tiempo.

En las costas valencianas, si no se toman medidas drásticas, en 2100 el nivel del mar sería un metro superior al de hoy. Una altura con consecuencias drásticas si no se toman medidas antes; gran parte de los municipios valencianos, incluso 'tierra adentro', como los de la Horta Sud, podrían ver como el agua se acerca a sus calles por la proximidad de la Albufera.