Conversamos con María Luisa Álvarez, directora general de FEDEPESCA, con motivo de la campaña Peix de Llotja, impulsada en la Comunitat Valenciana para promocionar el pescado de proximidad, la sostenibilidad y el papel esencial de las pescaderías tradicionales. Durante la entrevista, Álvarez analiza el impacto de la marca en la valorización del producto local, la importancia del comercio especializado, la necesidad urgente de relevo generacional y los retos que afronta la cadena de valor pesquera. Una conversación que refuerza la relevancia de iniciativas como Peix de Llotja y el papel de FEDEPESCA en modernizar, prestigiar y proteger un sector clave de nuestra identidad gastronómica.
¿Qué valoración hacéis desde FEDEPESCA de la campaña Peix de Llotja y de su impacto en la promoción del pescado fresco en la Comunitat Valenciana?
Nosotros, como FEDEPESCA —la federación de las pescaderías especializadas tradicionales de España— valoramos muy positivamente todo lo que sea poner en valor los pescados de nuestras costas y de nuestras flotas. Son iniciativas muy interesantes y acertadas, porque representan un elemento diferencial de la pescadería tradicional.
Llevas más de 25 años en el sector y trabajas en FEDEPESCA desde 1996. ¿Qué te motivó a implicarte en la defensa de un comercio tan especializado? ¿Cómo has vivido la evolución del sector?
Soy licenciada en Ciencias Empresariales y empecé mi andadura profesional en el departamento fiscal de la Asociación de Empresarios de Pescaderías de la Comunidad de Madrid. Descubrí un sector precioso, un colectivo que aporta muchísimo y que es muy desconocido. Damos por sentado disfrutar de una dieta pesco-mediterránea y se conocen poco las bondades del producto pesquero fresco y de toda la cadena de valor.
Poco a poco me involucré en la representación institucional, en el diseño de proyectos, y me apasionó. Es un sector en el que no paras de aprender y en el que siento que puedo ayudar a mejorar la visibilidad de un colectivo vulnerable, formado por personas que trabajan muchas horas con dedicación y cariño. Cerca de 20.000 personas trabajan en el comercio detallista de productos pesqueros en España y necesitan reconocimiento social, prestigio y adaptación a los nuevos consumidores. Y, además, que esos nuevos consumidores conozcan la extraordinaria labor de acercarnos los productos del mar y de la acuicultura. La red española de pescaderías es única en el mundo.
Hablas de nuevos consumidores y de innovación. FEDEPESCA ha impulsado el primer marketplace europeo para pescaderías y la guía de sostenibilidad. ¿Qué importancia tienen estas iniciativas?
Como organización tenemos que impulsar proyectos colectivos que serían imposibles para un pescadero individual. Estamos orgullosos del sector porque está haciendo una transformación impresionante: venden por WhatsApp, venden online, incorporan platos elaborados listos para consumir, dan un servicio extraordinario y adaptado al cliente.
Queremos que las pescaderías avancen con los tiempos y dar a conocer estos avances a la sociedad, especialmente a los jóvenes, que muchas veces no saben lo fácil que se lo ponen los pescaderos tradicionales.
Desde Peix de Llotja se apuesta por una pesca responsable y sostenible. ¿Cómo ayudan estas iniciativas a preservar el litoral y fortalecer la economía local?
La cadena de valor pesquera ayuda a fijar población en el territorio, a preservar nuestra cultura marinera y a dar vida a los pueblos, no solo a las grandes ciudades. Es importante mantener nuestra identidad gastronómica. Estas iniciativas ponen en valor el producto local y ayudan a que los consumidores puedan identificarlo. Benefician a pescadores, acuicultores y a toda la cadena. Hace poco estuve en la Cofradía y en la Lonja de Santa Pola con Reme Rusó, presidenta de los armadores, y la labor que realizan todos los agentes es impresionante. Ese es el espíritu que queremos apoyar.
¿Qué papel juegan las pescaderías tradicionales en transmitir confianza y cercanía al consumidor?
Nuestras pescaderías han permitido que seamos uno de los grandes consumidores de pescado del mundo. Antes de que existieran otros formatos comerciales, el pescado se vendía en cualquier punto de España, por muy lejos que estuviera del litoral. De hecho, Castilla y León consume más que Canarias sin tener costa. Eso es gracias a las pescaderías tradicionales.
Somos el país con mayor variedad de especies disponibles y uno de los puntos fuertes del comercio tradicional es apostar por esa variedad, especialmente la que procede de nuestras flotas, lonjas y acuicultores. También ponemos en valor el producto con la marca España, que garantiza calidad, sostenibilidad y derechos sociales. La sostenibilidad también es social y económica.
Dentro de esta variedad tenemos especies muy presentes en la Comunitat como sardina o merluza. ¿Cómo puede la marca Peix de Llotja ayudar a que la sociedad valore la biodiversidad marina de nuestra costa?
Porque son productos descargados en las lonjas valencianas. El origen está clarísimo. En el mercado debe haber todo tipo de especies y de orígenes, pero es fundamental entender y valorizar las que vienen de nuestras flotas y pescadores. La variedad de especies en la Comunitat Valenciana es enorme y muy valorada. El consumidor debe reconocerla y apreciarla como merece.
¿Cómo ha sido la colaboración con AMIPEVAL para impulsar la marca Peix de Llotja?
Amipeval es nuestra organización en la Comunitat Valenciana y su asociación decidió desde el principio formar parte de FEDEPESCA para reforzar la representatividad de las pescaderías valencianas. Estamos relanzando comunicación, proyectos e iniciativas con ellos. En FEDEPESCA tenemos muy claros los objetivos de promoción y ponemos nuestra experiencia a su disposición para que sean clave en la valorización de las iniciativas valencianas, y para que lleguen hasta el final de la cadena, no solo a la producción.
¿Qué consejo le darías a los jóvenes que quieran formarse en el comercio especializado o en el retail pesquero?
Es un sector apasionante. Para ser un buen pescadero hay que ser un gran profesional. Ser experto en productos pesqueros frescos es difícil, pero muy bonito y muy valorado. Es un sector sin paro: siempre hay trabajo porque faltan profesionales.
A los operadores les encanta su trabajo y el contacto con el público. Ayudan a sus clientes a llevar una dieta saludable y a disfrutar más. Es una profesión en la que se sabe de gastronomía, cocina, seguridad alimentaria, sostenibilidad, marketing… Una carrera profesional con futuro, a diferencia de otras cuya evolución es incierta.
Por lo que comentas, existe un grave problema de relevo generacional.
Sí, es muy importante. La administración pública ha discriminado al comercio de alimentación: emplea a más de un millón de personas y no cuenta con formación profesional pública, a diferencia, por ejemplo, de la hostelería, que la tiene desde los años 60. Sin formación pública es difícil garantizar nuevas generaciones.
Formar a futuros pescaderos es costoso, porque requiere instalaciones y producto, pero siempre que hacemos cursos en colaboración con administraciones todos los alumnos salen con trabajo. Hago un llamamiento a cualquier administración que quiera ayudarnos: tenemos el programa formativo y los profesores.
¿Estáis trabajando en algún proyecto de formación en esta línea?
Sí. En 2018 conseguimos, junto a la gran distribución, que se publicara el título de FP de experto en comercialización de alimentos. Es un ciclo de dos años, pero cada comunidad debe adaptarlo y ninguna lo está ofertando. Es trágico. Siempre sorprende la distancia entre educación y mercado laboral.
El Ayuntamiento de Madrid ha lanzado ahora una iniciativa pionera desde la Escuela de Hostelería y Alimentación, con cursos flexibles de 150 horas para futuros pescaderos. Están dotados con cinco millones de euros para ofrecer formación rápida y adaptada a las necesidades de las empresas.
Para terminar, ¿qué mensaje transmitirías a los consumidores sobre por qué elegir Peix de Llotja?
Les diría que consumir pescados y mariscos nos hace más felices y nos hace sentir mejor. Y si son de nuestras costas y nuestras flotas, comprados en nuestro comercio, estamos apostando por la economía local, por la profesionalización del sector y por nuestra identidad gastronómica. Yo sí elegiría Peix de Llotja.*