Cultura

CaixaForum explora la relación entre cine y espionaje con ‘Top Secret’

‘Top Secret’ es la nueva exposición del centro, con 175 piezas y 90 clips de películas que abordan la estrecha relación entre los espías y el mundo cinematográfico

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'Top Secret' en CaixaForum Valencia

“Todos podemos ser espías y ser espiados”. Con estas palabras, el director de CaixaForum València, Àlvaro Borrás, ha invitado al público valenciano a descubrirlo en primera persona a través de ‘Top Secret’, la nueva exposición del centro que explora la relación entre el mundo del cine y el del espionaje. 

Así lo ha presentado hoy junto a los comisarios Alexandra Midal y Matthieu Orléan. Se trata de una muestra coorganizada por la Fundación ”la Caixa” y La Cinémathèque française, que ya ha pasado por CaixaForum Madrid, Barcelona y València, con más de 200.000 visitantes que podrían llegar al millón en su despedida en la capital del Túria. 

“Aunque pueda parecer que no, el cine y el espionaje son un binomio perfectamente armonizado”, ha explicado Borrás, que ha señalado que “se trata de una exposición muy participativa”. Así, ha felicitado a Midal y Orléan la creatividad, lenguaje y recorrido que han conseguido con el comisariado. 

Midal, por su parte, ha destacado que es una “oportunidad para ver cómo el retrato del espía se transforma a lo largo de la historia y cómo comparte, con el cine, técnicas de grabación y otras herramientas o esa intención de esconder la identidad”. 

“Ha sido difícil ahondar en más de un siglo de imágenes en movimiento a través del espionaje, pero la investigación nos ha permitido plasmar esta relación con todo tipo de piezas, desde documentales hasta series o películas de animación, y viéndolo desde un cine político y comprometido al de disfrute o la diversión”, ha apuntado Orléan. 

Presentación de 'Top Secret' en CaixaForum Valencia

Así es ‘Top Secret’

En colaboración con la Cinémathèque française, el juego de espejos entre cine y espionaje es el punto de partida de ‘Top Secret, un viaje cronológico-temático que se realiza a través de 175 piezas de diversos formatos y 90 clips de películas, abarcando un siglo de relación: desde Mata Hari hasta Carrie Mathison, pasando por James Bond y Edward Snowden.

Siguiendo un recorrido cronológico —desde finales del siglo XIX hasta nuestros días— y mediante ámbitos diferenciados, la exposición presenta un conjunto de 175 piezas que establecen un diálogo entre gadgets de cine, artefactos históricos, documentos de archivo, clips de 90 películas. 

La muestra cuenta con cinco ámbitos distintos: «Espionaje y cine, una historia de técnicas»; «Clandestinas de las grandes guerras»; «Guerras frías y gentlemen», «Terrores y terroristas (década de 1970 a nuestros días)», y «¿Todos espías? El ciudadano espía: perspectivas de futuro».

Durante el recorrido, se abordan la historia de las técnicas desplegadas por los agentes de los servicios de inteligencia y el papel singular que tuvieron las espías entre 1870 y la caída del telón de acero, así como sus representaciones cinematográficas, el nacimiento del mito del espía moderno durante la Guerra Fría (principalmente a través del personaje de James Bond), la evolución de la figura del agente secreto en relación con las transformaciones geopolíticas de la década de 1970 y, finalmente, la aparición de nuevas formas de espionaje encarnadas por los alertadores que solo obedecen a sus propios valores en un contexto de vigilancia generalizada.

La exposición hace un esfuerzo por incluir títulos de la cinematografía española del género como El Lobo, de Miguel Courtois, Mataharis, de Icíar Bollaín, y Estambul 65, de Antonio Isasi-Isasmendi, y un fragmento del documental Garbo, el espía, de Edmon Roch, entre otros, además de carteles españoles de filmes internacionales.

Vigilancia y espionaje 

El aspecto participativo y de mediación ocupa un lugar destacado en la muestra, reforzado por una museografía inmersiva: el visitante se implica en una investigación que abarca juegos de encriptado y diferentes paradas que quieren expandir noción de vigilancia y espionaje a la experiencia del espectador para que el espectador se convierta en espía y a la vez en un ser espiado.

De hecho, los títulos de cada ámbito expositivo están inscritos en la pared a través de un código que solo puede leerse cuando un foco de luz dorada pasa por encima. A través de preguntas y diferentes elementos, la muestra quiere convertirse en un espacio de reflexión y análisis de los temas y debates que presenta la exposición, así como busca convertirse en un espacio en el que el espectador “sea espiado” y en la que se simule la recogida de datos e imágenes de los visitantes, que se muestran al final. Además, los visitantes podrán inmortalizar su experiencia disfrazándose de auténticos espías y fotografiándose en el photocall situado en la entrada de la muestra.

Una visitante de 'Top Secret' en CaixaForum Valencia

Recorrido de la exposición: el reflejo del espía 

Un juego de espejos con siluetas que pertenecen a seis estereotipos del mundo del espionaje recibe al visitante, envolviéndolo ya en un universo de capas y ocultaciones. A continuación, a modo de gabinete de curiosidades elegante y misterioso, se muestran numerosos objetos originales en vitrinas, procedentes el ámbito del espionaje. En este espacio, se pueden ver desde una estación de reprografía usada por agentes de la KGB y del Departamento Central de Espionaje Ruso (GRU, en sus siglas en ruso), a minicámaras automáticas ocultas de la Guerra Fría. También un receptor automático usado por agentes de la CIA, monedas con compartimentos secretos para microfilmes de la KGB, tres falsos vinilos hechos con radiografías que permitían transmitir música y mensajes del Este al Oeste, hasta carteles de cine, cámaras y micros. 

El espionaje tiene nombre de mujer: el mito de Mata Hari

El segundo ámbito de la exposición hace parada en las agentes secretas en la Primera y Segunda Guerra Mundial, teniendo en cuenta los inicios del espionaje moderno, que coinciden con las convulsiones históricas de finales del siglo XIX. Durante la primera mitad del siglo XX, muchos de los filmes de espías están basados en hechos reales, y tiene como personaje principal a una mujer que es agente secreta clandestina. El arte de la seducción es fundamental en la concepción del espionaje de aquellos años, y el sexpionaje se convirtió en motor de multitud de narraciones cinematográficas, en su mayoría filmadas solo por hombres como femmes fatales. 

Por ejemplo, Mata Hari, condenada a muerte por realizar presuntamente labores de espionaje a favor del enemigo alemán durante la Primera Guerra Mundial, e interpretada en la gran pantalla por Greta Garbo, Jeanne Moreau, Sylvia Kristel o Vahina Giocante; Marlene Dietrich como agente X27 en Fatalidad, sobre la cual también se ha dicho que habría espiado a los nazis en la vida real. Otra actriz a destacar en esta sección, como inventora por su aportación a la tecnología del espionaje, es Hedy Lamarr quien, de hecho, inventó un sistema secreto de codificación de transmisores precursor del GPS y del Wifi.

Esta sección cuenta con cuatro fotografías de la famosa bailarina y cortesana neerlandesa, de la que se proyectan parte de sus álbumes personales digitalizados en una pequeña pantalla. También se incluyen polémicos carteles de propaganda del ejército británico donde instan a los hombres a desconfiar de las mujeres atractivas por sus posibles vinculaciones con el espionaje, y reserva un espacio a las figuras de cineastas comoAlfred Hitchcock y Fritz Lang, quienes sentaron las bases del cine de espionaje con protagonistas mujeres, capaces de aunar intriga policíaca y amor. 

Todos podemos ser espías y todos somos espiados

El recorrido culmina con una reflexión sobre la actual era de la vigilancia, información e hipermediatización, en que el ciudadano espía muestra y denuncia. ¿Y si todo el mundo estuviera vigilado? De hecho, hoy en día, en estas primeras décadas del siglo XXI, todo el mundo parece ser espía: todo el mundo cuenta con las herramientas para espiar, recoger información, exponerla, denunciar, vigilar o tender una trampa a los sistemas de vigilancia del Estado. La práctica se ha generalizado y los que espían no son siempre identificables y reconocibles como tales.

El nuevo espía ultracontemporáneo forma parte de una comunidad de perfil desdibujado, como lo demuestran los documentales Citizenfour,sobre el informático Edward Snowden, y XY Chelsea, sobre la analista militar transgénero Chelsea Manning. Estas mujeres, hombres, personas transgénero que espían tienen acceso a los secretos de defensa, pero no son espías de profesión. Su arma es revelar secretos sirviéndose de los medios como una cámara de eco gigante. Por primera vez en la historia del espionaje, el sistema general se pone en marcha y las propias agencias de información se ven sobrepasadas o en peligro por estos agentes secretos de una nueva época: los alertadores. 

Una visitante de 'Top Secret' en CaixaForum Valencia

Actividades paralelas

La exposición se complementa con un catálogo y un surtido de innovadoras actividades durante los meses en los que permanecerá la muestra en CaixaForum València para que todos los públicos puedan acercarse al universo del espionaje desde distintas perspectivas. El pistoletazo de salida lo dará este miércoles la comisaria Alexandra Midal mediante una conferencia inaugural para todos los públicos, previa a la visita a la muestra. 

A partir de marzo tendrá lugar un ciclo de conferencias sobre la historia secreta del siglo XX, que arrancará el 27 de marzo con El laboratorio del espionaje: la Primera Guerra Mundial en el escenario español; el 3 de abril llegará el turno del Espionaje antijaponés en China, Birmania y Tailandia en la Segunda Guerra Mundial; el 8 de mayo, una conferencia bajo el título la Incorporación de las mujeres al Servicio de Inteligencia Español: un gran reto profesional, y, finalizará el 29 de mayo con la charla El espionaje británico y Franco (1936-1945).  

Además, se proyectará una retrospectiva de películas: Garbo, el espía, de Edmon Roch, el 27 de febrero; Alarma en el expreso, de Alfred Hitchcock, el 13 de marzo; Bajo el fuego, de Roger Spottiswoode, el 10 de abril, y La vida de los otros, de Florian Henckel Von Donnersmarck, el 24 de abril. También en el marco de la exposición, el centro cultural acogerá talleres y espectáculos, conciertos y un escape room familiar, el ciclo de proyecciones “Pequeños cinéfilos” bajo el título “Detectives, espías y fisgones”, así como visitas guiadas para diferentes públicos y edades, algunas con vermuts y cafés.