Opinión

Valencianos y españoles

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En las aulas hay que enseñar a los niños A pensar, no QUÉ pensar. (Inés Arrimadas)

Hace unos días recibí la carta de una persona, que se presentaba como padre, valenciano, y preocupado por la educación, bienestar y futuro de sus hijos. Hasta aquí, nada que no sea común a cualquier progenitor; lo inquietante de esa preocupación está en los tiempos que corren.

No solo tenemos el derecho a la educación de nuestros hijos, también tenemos la obligación de hacerlo. Hay que escolarizarlos y para ello, disponemos de una educación "casi" gratuita y con cierta libertad, al menos hasta hace poco, de elección de centros. Hasta aquí todo parece correcto, con sus más y sus menos, con sistemas educativos dispares y garantías de éxito cuestionables. Pero, a partir de esta premisa, y viendo el devenir de los acontecimientos en nuestro país, me invaden las dudas y el desasosiego.

Hemos sido testigos en estos días de cómo en Cataluña se salía a la calle para asediar cuarteles de policía y guardia civil. Diadas, manifestaciones y altercados con una alta carga política, con un nacionalismo exacerbado, protagonizado principalmente por jóvenes y estudiantes; incluso niños peleando a la salida del colegio portando esteladas o banderas españolas. Sin duda, la cosecha del adoctrinamiento sistemático en las aulas, sembrado desde hace ya mucho tiempo.

«Hace algunos años −decía el preocupado padre en su carta− me vi en la obligación de denunciar por adoctrinamiento, ya en la etapa infantil, a un colegio público de nuestra comunidad. El caso tuvo algún eco, llegando a salir en medios nacionales, pero quedó en eso, en una mera anécdota y un sinfín de descalificaciones hacia mi persona. Por ese motivo, dudo del sistema. Mi responsabilidad es educar a mis hijos, por supuesto, pero ¿de qué forma? ¿En qué condiciones? Ya que la enseñanza es obligatoria, ¿no debería el gobierno garantizar una educación imparcial y despolitizada? En una comunidad autónoma donde prime más la lengua que la cátedra, ¿debo permitir que adoctrinen a mis hijos? Cuando educación y adoctrinamiento van de la mano, ¿qué debo hacer como padre? Yo, que me siento valenciano y español ¿debo convertir a mis hijos en mis futuros enemigos? Entonces, ¿qué futuro debo procurarles? ¿Cuáles son mis opciones?

Mis hijos son ahora más mayores, pero su educación sigue siendo todo un dilema y un quebradero de cabeza en el que no ayudan demasiado los docentes. Se organizan huelgas, protestas, recortes o días de vacaciones pero, en este aspecto, se mira hacia otro lado. Parece que el objetivo no es formar a futuros médicos, abogados, químicos o ingenieros, sino conseguir soldados de papel, votos y apoyos incondicionales, para llevarnos no sé muy bien hacia dónde»

Desde luego creo, como el padre de la carta, que el peligro de adoctrinar en la escuela es grande y sus consecuencias imprevisibles, porque fabrica niños convencidos de pertenecer a un imaginario grupo superior. No es la primera vez que un político utiliza la escuela para adoctrinar a su favor y de ese modo perpetuarse en el poder. No hay cosa más vil que pueda hacer un político. Lo hizo el nacionalsocialismo, generando odio hacia los judíos, todos conocemos la historia.

Por ese motivo debemos exigir responsablemente que en nuestros centros educativos, se eduque sin adoctrinamientos. Porque hay una gran diferencia entre un concepto y otro. En la educación, pensamos y razonamos nuestras decisiones en el ejercicio de la libertad individual; mientras que el adoctrinamiento, busca eliminar esa libertad inculcando postulados que favorecen el statu quo de quienes ostentan el Poder Público.

Por ello, por responsabilidad y coherencia y con franca preocupación, Ciudadanos no parará en su lucha contra lo que nuestra síndica Mari Carmen Sánchez, calificó de "acoso ideológico" y presentará una batería de medidas para garantizar el cumplimiento de las leyes. El president Puig se equivoca al negar el atropello a la libertad educativa que sufre nuestra Comunitat, posicionándose del lado de Compromís cuya hoja de ruta es la imposición, el adoctrinamiento y la parasitación del espacio.

Sr. Puig; recuerde que la palabra enseña, pero el ejemplo arrastra. ¿Qué ejemplo está usted dando?

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