Opinión

La incoherencia por bandera

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En julio de 2015, Jorge Rodríguez tomaba posesión de su cargo como presidente de la Diputación, hoy 600 largos días después, nos encontramos ante una institución que ha tomado la incoherencia por bandera. Nada o casi nada queda ya de las intenciones que mostró la coalición de fuerzas de izquierdas a la hora de tomar posesión de sus sillones.

Empezando por la convivencia misma de la coalición, nada queda ya de aquellas fotos sonrientes de grupo, o de aquellas comparecencias conjuntas ante la prensa para demonizar al Partido Popular. El desgaste hace mella, la falta de proyecto común más allá de impedir gobernar al grupo popular, mayoritario en el Pleno, se ha convertido en un lastre pesado con unos damnificados claros: los municipios de la provincia.

Aunque algunos municipios lo sufren más que otros. Iniciamos la legislatura con un alegato contra el uso de los convenios singulares, denominados despectivamente por la coalición como “besamanos” y su propuesta de reducirlos a la mínima expresión en aras de la objetividad y trato igualitario a todos los municipios sin distinción de colores políticos, población o comarca de procedencia.

Hoy, tras finalizar 2016, su primer presupuesto redactado y ejecutado, nos encontramos con que Rodríguez y sus diputados han repartido más de 12 millones de euros en convenios singulares, de manera arbitraria, sesgada y con aroma de revancha sectarista. Beneficiando sin rubor a los municipios gobernados por socialistas y Compromís. Como indicaba en el inicio de estas líneas, incoherencia.

Incoherencia como la que muestra Compromís en sus múltiples muestras de desprecio a la Diputación. Sinceramente creo que no se puede gestionar de manera correcta una institución en la que no crees, llegando a referirse a la misma con afirmaciones despectivas. Por coherencia deberían renunciar a sus actas, sueldos y asesores en la institución provincial. Pero claro, para este grupo los sueldos que cobran sus diputados y asesores, su reincidencia para repartir prebendas a empresas y alcaldes afines, está por encima de la coherencia.

Una incoherencia permanente que hemos vivido recientemente por partida doble. En primer lugar, tras las fiestas josefinas, la Diputación anunciaba el plan de compra de ordenadores para los municipios, después de haber desacreditado sin argumentos durante año y medio los planes anteriores y asegurando que ese modelo de gestión no se aplicaría.

Por otra parte, desde presidencia se enviaba nota de prensa a los medios, presumiendo del superávit del presupuesto de 2016. Ante este nuevo cambio de criterio, no nos queda más remedio que recordar que a su llegada a la Diputación, la coalición renegaba del superávit de la gestión anterior, llegando a calificarlo en declaraciones públicas de la vicepresidenta Amigó de “mala gestión, se debía haber invertido en los municipios y si se hubiera hecho lo que se debe no habría sobrado dinero”.

Unos sacan pecho de un superávit que para sus socios es fruto de la mala gestión. Incoherencia en su discurso e incoherencia entre los socios. Incoherencia por bandera.

Mari Carmen Contelles Llopis

Portavoz del Grupo Popular de la Diputación de Valencia.

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