Opinión

"Jugar con negras"

Guardar

Entre los grandes maestros internacionales de ajedrez sólo el húngaro András Ardoján defiende con vehemencia que es indiferente jugar con la iniciativa que te dan las fichas blancas y que, en cambio, jugar con las fichas negras te puede dar ciertas ventajas si se usa un juego más dinámico.

No sabemos si haciendo seguidismo de Ardoján, la Fiscalía Anticorrupción viene acometiendo últimamente sucesivas negociaciones con empresarios los cuales, a cambio de su confesión en casos de corrupción, consiguen substancioses reducciones en las penas que la Fiscalía solicitará para ellos en los juicios que tienen pendientes. Seguidamente aparecen en prensa noticias que describen el acuerdo como una partida que acaba en tablas, puesto que la Fiscalía parece darse por satisfecha con una resolución rápida del caso, concentrando las penas en los intermediarios. Para los observadores externos de estos pactos, en cambio, esta es una historia que se repite cíclicamente: las élites económicas evitan entrar en prisión y sus empresas continuarán acumulando contratos con las actuales administraciones aprovechando su posición dominante en sus sectores. Posición que lograron en muchos casos de manera fraudulenta. Juegan con blancas y siempre ganan.

Esta manera recurrente para resolver los casos de corrupción perpetúa la creencia entre el empresariado de que traspasar los límites de la legalidad ofreciendo sobornos a representantes públicos siempre sale a cuenta. Lo máximo que les puede pasar cuando los acaban pillando con las manos en la masa, después de años de llenarse los bolsillos y de periodos de investigación eternizados, es una pena reducida que no implica entrada en prisión. La empresa encontrará un relevo para poner la cara en el siguiente turno.

El último ejemplo de estos intentos de negociación de la Fiscalía parece que acabará en frustración y puede que sirva para que la Fiscalía se replantee el método. Augusto César Tauroni es el empresario que fue pieza central en la trama de corrupción que desviaba fondos destinados a proyectos de cooperación internacional con las poblaciones menos favorecidas del Planeta y que acababan en los bolsillos de empresarios y políticos, hechos que se investigan dentro del llamado “Caso Blasco”. Tauroni es un personaje que ya demostró pocos escrúpulos cuando se refería a los fondos destinados en los países del Sur como “lo de los negratas” y recientemente parece decidido a confirmar su poca vergüenza traicionando a sus antiguos colaboradores para reducir la pena que le pudiera caer en el juicio de la segunda pieza del caso que nos ocupa. El acuerdo parecía hecho, pero todo indica que el acuerdo no se cerrará porque Tauroni y otros acusados no quieren devolver los más de 3 mllones de euros sustraídos de las arcas públicas. Intolerable.

La Generalitat valenciana, personada en el caso para recuperar los fondos defraudados, parecía dispuesta a aceptar un acuerdo que implicara el regreso del dinero. Postura diferente de la más exigente de la Coordinadora Valenciana de ONGD, que considera que los implicados en esta trama de corrupción tienen que responder de manera íntegra por las irregularidades que cometieron. Yo estoy con ellos, no me gusta que los malos juegan a ajedrez. Ni siquiera con negros.

Destacados