El gobierno español denuncia que han espiado el teléfono móvil del presidente y la ministra de Defensa con el programa Pegasus. Según los informes, Pegasus extrajo 2,6 gigas de información del teléfono de Pedro Sánchez y 130 megas del de Margarita Robles. ¿Qué podían incluir todos estos datos? ¿A qué han podido tener acceso? Zoom, el espacio de reportajes de investigación de À Punt, analizará en profundidad este escandaloso acto de espionaje cometido en 2019, que habría afectado a 200 terminales españoles. El próximo lunes, 9 de mayo, en À Punt.
No solo miembros del gobierno habrían sufrido espionaje por este spyware desarrollado por la firma cibernética israelí NSO. Cerca de 60 representantes del nacionalismo catalán y vasco, amigos y familiares, también fueron espiados entre 2017 y 2020.
El espacio capitaneado por Bérnar Giménez repasará la última hora de los casos denunciados y se preguntará sobre la posibilidad de espiar a los ciudadanos a través de sus móviles. Según los expertos, no hace falta ser político, periodista o activista para que nuestra privacitat esté más expuesta de lo que pensamos. Si han conseguido espiar al presidente del ejecutivo, ¿quién dice que no nos puedan espiar a cualquiera de nosotros?
Para ser realmente consciente de la información que ofrecemos y el uso que hacen las empresas, tendríamos que leer la política de privacitat, termas y condiciones legales antes de aceptarlos, pero... ¿lo hacemos? Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), mayoritariamente no. El 88 % de los usuarios lo firma sin haberlo leído antes.
Nos fijaremos en las mollas de pan digital que cada día dejamos, sin ser demasiados consciente de esto. Podríamos pensar que nuestra información no tiene valor porque no somos "nadie", pero las empresas de marketing digital pagan, y bastante, para tener nuestros datos y ofrecernos los productos que más gustan. Aunque no solo se pueden utilizar para generar publicidad personalizada, sino también para estafarnos.
En Zoom, veremos tres casos de estafa. En uno, los ciberdelincuentes suplantaron la identidad de la víctima. En otro caso, el perjudicado recibió un mensaje, presuntamente de su banco y cuando clicó el enlace, le robaron parte de su dinero. Y un tercero, en el que secuestraron todos los archivos de una universidad y pidieron un rescate.