La Diputació promueve la concienciación para la conservación y protección de la posidonia oceánica

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La sensibilización y concienciación sobre el gran valor medioambiental de la posidonia oceánica y de sus praderas marinas es el objetivo de la campaña informativa que desarrolla el área de Medio Ambiente de la Diputació. Esta iniciativa, que está destinada tanto a los ayuntamientos de las comarcas de València como a los bañistas, hace pedagogía sobre la importancia ecológica de esta planta a los ecosistemas marinos, su papel en la protección de la costa frente a la erosión y su función como reserva de biodiversidad.

El diputado de Medio Ambiente, Josep Bort, ha explicado que “la posidonia, en definitiva, representa un indicador de la calidad de nuestras aguas, y lo que tratamos es hacer que no se vea como un residuo, sino como un elemento más de nuestra naturaleza que hay que tratar y cuidar, y no tanto criticar el hecho de que haya posidonia en una playa, porque es realmente lo contrario, un indicador de calidad y no de suciedad”.

Entre los beneficios que reporta esta especie destacan su elevada producción de oxígeno y su gran consumo de dióxido de carbono (CO2), así como su papel de refugio para una amplia variedad de animales marinos. Las praderas de posidonia oceánica también frenan el oleaje y las corrientes marinas, lo cual impide la erosión de la costa, y al mismo tiempo son fijadoras y estabilizadoras del sedimento.

La presencia de esta especie es, a la vez, un indicador de la calidad del agua donde crecen, puesto que se trata de una planta que para su desarrollo precisa aguas de buena calidad, limpias, transparentes y muy oxigenadas. Con todo esto, la protección de las praderas de posidonia sirve para incrementar los recursos pesqueros y para desarrollar modelos de turismo ecológico.

Los cúmulos de posidonia en la orilla del mar no son basura

Los restos de esta planta que se acumulan en la línea de costa por la acción de las olas no son basura, sino que cumplen una función muy importante de protección de las playas ante la erosión. Por eso, desde la corporación provincial se promueve el equilibrio entre la limpieza de estos restos y su conservación para proteger el medio.

Desde el área de Medio Ambiente se recomienda que, sólo en el supuesto de que la acumulación y podredumbre ocasionen molestias evidentes y condiciones de insalubridad, habría que proceder a la retirada de las algas y restos de vegetación marina. En este caso, la extracción se haría dejando un colchón de diez centímetros de algas sobre la arena.

Desde el departamento insisten en que en ningún caso se tienen que transportar al vertedero, ni se tienen que eliminar las algas durante el invierno o la primavera, sino que su retirada, en caso de producirse, se tiene que realizar durante el periodo estival. Durante este proceso, es necesario amontonarlas para que se sequen en una zona cercana a la mar, de forma que el cúmulo vaya perdiendo arena para poder reincorporarlas posteriormente o crear cordones de dunas embrionarios.

Los estudios realizados al respecto indican que la retirada de 1.000 metros cúbicos de restos de posidonia oceánica implica la pérdida de hasta 44 metros cúbicos de arena de playa. Además, en la actualidad se está investigando la manera de darle nuevos usos a los restos de posidonia. Por eso, se estudia su utilización como material de construcción, material ignífugo e, incluso, se están valorando sus propiedades sanitarias.

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