La victoria del desencanto en el siglo de las sombras

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El voto del miedo triunfa gracias a la abstención de la izquierda

Es humano sentir miedo y es bueno para avanzar y mejorar. El miedo ha sido fundamental en la evolución del ser humano. Pero basar la decisión en el miedo resta libertad. Nuestro derecho democrático más básico está erigido sobre la premisa de que la ciudadanía vota con libertad. Los partidos políticos que sustentan su estrategia en el miedo están manipulando y utilizando estrategias propias del autoritarismo, están mermando nuestros derechos democráticos e individuales. La victoria del miedo nunca es la victoria de la libertad.

Por eso, el triunfo del neocapitalismo del PP no es limpio y, siendo democrático no es representativo de la voluntad de cambio que expresó el electorado en diciembre. Estos deseos de transformación social se han visto seriamente perjudicados por la sombra del desencanto. Una desilusión que se ha hecho patente en los índices de participación y en el efecto de deserción del voto de la izquierda, una izquierda caracterizada por un abstencionismo histórico frente al voto uniforme y uniformado de la derecha española.

El hastío y el miedo a un enemigo ‘comunista’ darán como resultado un mal gobierno y una situación de incertidumbre y debilitamiento para nuestro país. Un país sacudido por la corrupción y por la lacra del desencanto democrático, una enfermedad que la clase política ha generado y de la que ahora el conservadurismo inmovilista se aprovecha. La unión frente a un enemigo poderoso ha funcionado históricamente en todos los bandos, ya sabéis, ‘cuando vivía Franco toda la izquierda se unía frente al dictador, sin fisuras’. Ahora se ha unido toda la derecha frente a un demonio colorado llamado Unidos Podemos. Los grandes perjdicados han sido ellos y Ciudadanos. El bipartidismo ha ganado esta mano y el PSOE se ha visto reforzado en el que es el peor resultado de la historia.

¿Hace falta que la izquierda invente un enemigo mayor para crecer de nuevo? No tienen suficiente con los hombres grises de la corrupción encabezados por la figura endeble y pusilánime de un eterno Mariano Rajoy?

El enemigo de la izquierda está por perfilar, el de la derecha lo situán en Venezuela, pero el de la democracia está frente a nuestras narices y muchos sigue empeñándose en mirar para otro lado. Mientras tanto, España sigue sin tener un gobierno real decidido por toda la ciudadanía en libertad y que venga reforzada una verdadera y nueva democracia, tan necesaria en esta situación oscurantista en pleno siglo XXI.

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