El Ayuntamiento de Benetússer, a través de su área de Medioambiente, busca potenciar el valor de la naturaleza urbana del municipio a través de un programa ambiental dirigido a sensibilizar a las nuevas generaciones en el respeto por la naturaleza. Para ello, desde hace más de 25 años, se trabaja con el alumnado de 4º de primaria el proyecto ‘La volta al món pels arbres de Benetússer’, una iniciativa destinada al estudio y observación de las especies arbóreas del municipio. A través de esta puesta en valor del arbolado próximo, el consistorio tiene como objetivo contribuir a cambiar la concepción que los y las escolares tienen del paisaje urbano para fomentar el desarrollo de actitudes respetuosas y conservacionistas hacía la naturaleza tanto a nivel local como global.
El programa consta de dos fases coincidentes con las estaciones del otoño y de la primavera con la finalidad de aprovechar al máximo la observación de todos los detalles del ciclo natural de los árboles. Habitualmente, para aproximarse a las distintas especies, se organizaban rutas escolares por el municipio para conocer de primera mano los ejemplares originarios de los 6 continentes con los que cuenta la localidad de Benetússer. Sin embargo, para el curso 2020/2021 se ha adaptado el programa para garantizar el cumplimiento de las medidas sanitarias y se ha realizado el estudio de las naturaleza urbana presente en los patios y alrededores de los centros escolares. "Para nosotros es fundamental introducir a nuestros niños y niñas en el respeto por el entorno natural así que hemos buscado alternativas para continuar con el programa en tiempos de Covid-19, facilitando el aprendizaje en entornos completamente seguros", señala la concejala de Medioambiente, Dolors Tarín Belda.
Tras una primera fase desarrollada durante el pasado mes de noviembre, a lo largo de esta última semana el alumnado ha vuelto a dedicar una jornada lectiva a analizar en profundidad los cambios experimentados en los árboles con el inicio de la primavera. A través de juegos de preguntas y del aprendizaje de datos curiosos, los monitores aproximan a los escolares al interés por el medioambiente de la comarca, del país y de otras partes del mundo. La actividad se complementa con otras actividades didácticas en los patios, como es el caso del juego de la procesionaria, en la que los niños deben actuar como la oruga que anida en las copas de los pinos siguiendo la senda marcada por sus compañeros con los ojos vendados. Entre las actividades basadas en la observación, el alumnado aprende a interpretar los anillos de los árboles para identificar su antigüedad o el por qué del crecimiento del tronco orientado hacia las zonas más húmedas y luminosas.